abroad_02_04

Gino Alexis Mora Leyton
Administración Pública
Intercambio 2° sem.2012

"Sobreviví, y viví..."

Pocas personas pueden decir que su vida cambió después de pasado solamente cinco meses, pero creo que ese ha sido mi caso. Cuando al principio decidí postular a la beca movilidad convocatoria AUGM a Brasil, me sentí algo inseguro de hacerlo. Sentí que quizás no estaba listo para una experiencia así aún, pero después de hablarlo con muchas personas cercanas, me pude dar el ánimo de hacerlo. Como una querida amiga me dijo, mi viaje había comenzado desde el momento que decidí postular a la beca de movilidad.

Aún tengo gravada en mis memorias una de las palabras que se nos dijo en la reunión de diversidad cultural que se organizó antes de que nos fuéramos: "allá irán a sobrevivir"; algo extraño de escuchar para una experiencia como la del intercambio estudiantil. No obstante, no sería hasta el final de mi experiencia en que comprendería el real significado de la frase.

Al principio, el hecho de convivir día a día con personas que eran tan distintas culturalmente, que incluso tenían otro idioma, dificultaba que no pudiera entenderme con ellas, y eso a la vez provocaba que día a día extrañara más mi propia rutina. Lentamente, esa sensación fue desapareciendo a medida que tomaba ciertas decisiones que se alejaban de esa rutina: vivir alguna nueva experiencia, conocer una nueva persona, una nueva historia o inclusive al apreciar un cielo distinto cada día. Con el tiempo fui aprendiendo más el idioma y conociendo personas de muchas culturas; me toco compartir con ellos muchos viajes y experiencias hermosas, llenas de risas en distintos idiomas, las cuales nunca olvidare. No obstante, al final comprendí que no fue sólo el aprender el idioma lo que ayudo a que nos entendiéramos, sino el hecho de que nuestros espíritus resonaban entre sí en una simple premisa: la de disfrutar nuestras vidas día a día, tomar el día, "carpe diem".

El valor de conocer personas de otras culturas y compartir con ellas día a día es impresionante, aprendes nuevas perspectivas del mundo que jamás habías pensado que existían, pero por sobretodo, aprendes a conocerte a ti mismo y valorar tu propia perspectiva, nutriéndola de las otras y ampliando tus horizontes. Si alguien me preguntara cual fue la lección más importante que aprendí en Brasil, respondería: "darme cuenta que éste mundo es tan grande como tú lo desees".

En Brasil "sobreviví", a mis propios estigmas y estreches de ver este mundo.