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Joussen Matías Arteaga Palma
Administración Pública
2do Semestre 2014
Universidad Nacional Autónoma de México, México.

Esta movilidad académica que realicé, fue un proyecto planificado con mucha antelación. Mi intención de conocer la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y vivenciar un semestre académico en dicha institución fue una meta que me propuse desde el inicio de mi carrera universitaria. Así, me propuse finalizar mi último semestre allá.

En la práctica, todo se fue dando gracias a las diferentes actividades que ejercía en la Universidad de Santiago de Chile: trabajando como asistente de investigación Fondecyt, realizando labores de ayudantía, participando en congresos estudiantiles, etc. Además, en términos personales, el hecho de vivir solo entregaba una dificultad extra a mi intención de irme al extranjero. Aun así, en Julio de 2014 partí rumbo a México a saldar lo que a esa altura era una deuda pendiente conmigo mismo.

La UNAM se encuentra inserta en Ciudad de México, capital de ese país y la ciudad más grande y antigua de Latinoamérica. En ella estudian alrededor de 330.000 alumnos, lo que – imaginarán – supone dimensiones gigantescas en comparación con la realidad de nuestro país. Ejemplo de esto era el sistema de transporte interno, de seguridad y de bomberos propio; inclusive, poseían su propio supermercado (La famosa Tienda UNAM) al interior de Ciudad Universitaria (nombre del campus de la Universidad).

Una vez allá, todo era nuevo para mí: su gente, calles, sistema de transporte y comida fueron los aspectos más distintivos durante los primeros días. El hecho de viajar dentro de la ciudad e ir conociendo sus tradiciones y normas sociales fue una de las mejores experiencias, fue el primer paso para asumir la enorme diversidad cultural que se presenta en nuestro continente y que muchas veces obviamos o desconocemos.

Por otro lado, en términos académicos, la UNAM es una institución reconocida en mi área de estudio, por lo que me entregó una excelente oportunidad para aprender y aumentar mis capacidades profesionales. Como resultado, pude cursar materias con profesores de destacada trayectoria y conocer a autores consagrados en materia de Administración Pública y Gobierno.

Como si todo esto fuera poco, mi estadía también sirvió para efectuar mi práctica profesional. Con mucho esfuerzo y con la ayuda del profesor Diego Barría (a quien agradezco enormemente), pude incorporarme al Centro de Análisis e Investigación Fundar, ONG reconocida en México en materia de derechos humanos y participación ciudadana. Fue ahí donde también conocí grandes personas que me hicieron sentir como en casa.

Este viaje fue muy significativo. No es un viaje de turismo, no es cambiarte de sala ni escuchar otro tono (o idioma) de voz a tu lado. Es eso y mucho más, aprendes a valorar a quienes tienes contigo (o a la distancia), descubres que los límites sólo te los pones tú y que lideras tus propios cambios. Un intercambio transforma tu vida, sobre todo si nunca has estado tanto tiempo fuera de tu país, viviendo con otros jóvenes como tú (saludos especiales a Oliver y Felipe, usachinos y compañeros de departamento en el DF!) y probando cada día algún alimento que no sabes si realmente se come o alguien te quiere jugar una broma.

Antes de recomendar un intercambio, aconsejo pensar en ustedes y lo que quieren, en su capacidad para asumir riesgos y atreverse, porque una vez estén regresando a Chile, ya estarán pensando en una nueva ciudad que desean descubrir.