news_158_dDr. José Gabriel Palma hace un completo análisis en su columna del diario El Mostrador sobre la solicitud de China de ingresar al TPP-11, señalando que este hecho es un volador de luces, pero uno que por ahora descoloca a los grandes jugadores del área, sobre todo a Estados Unidos.

Dr. José Gabriel Palma hace un completo análisis en su columna del diario El Mostrador sobre la solicitud de China de ingresar al TPP-11, señalando que este hecho es un volador de luces, pero uno que por ahora descoloca a los grandes jugadores del área, sobre todo a Estados Unidos.

news_158_01En su edición del 21 de septiembre, el diario El Mostrador publica la columna del académico de la Facultad de Administración y Economía de la USACH y de la U. de Cambridge, Dr. José Gabriel Palma, titulada "China y su supuesto interés por ingresar al TPP-11".

En ella, el economista indica "al empresariado, sus acólitos y a todos aquellos que quieren revivir el TPP en Chile, para así "parar el tiempo", les viene como anillo al dedo la solicitud de China de integrarse al TPP-11 –pues no hay nada mejor que este tratado para obstaculizar el cambio y congelar la política económica en un modelo que hace tiempo ya dio lo que podía dar–. Sin embargo, la solicitud de ingreso de China es un volador de luces. Pero uno que por ahora descoloca a los grandes jugadores del área, sobre todo a Estados Unidos".

Además, agrega que "el TPP-11 en Chile es como esos monos porfiados que, por mucho que uno les pegue, se vuelven a levantar. El supuesto interés chino a integrarse al tratado vuelve a abrir el debate en Chile –con el mismo discurso simplista oficial, la misma exaltación de la prensa de derecha, y el mismo silencio de algunos progresistas que ayer negociaban el tratado y hoy miran "con cara de yo no fui"–".

Lo nuevo en nuestro país, prosigue el autor, es que la posición de algunos grupos asociados al candidato de izquierda está cambiando (ver). Incluso personeros muy influyentes en el programa económico del candidato, pero todavía cercanos al "partido del orden" –y al puro estilo "nueva" socialdemocracia europea– proponen cada vez más disociar la agenda económica de la social, de la del medioambiente, de la de derechos personales, de la de género, de la de descentralización del país, y más. La nueva agenda económica que emerge está cada vez más desincronizada con las otras agendas del programa; y se caracterizaría por ofrecer una nueva versión del "más de lo mismo" –una con el mismo énfasis en lo extractivo, una con la misma fobia a industrializar el sector exportador, una que sigue regalando las rentas de los recursos naturales, pero que en lo operativo ofrece un mayor esfuerzo de profundización tecnológica–.

Si todo esto bien puede ser una buena movida táctica electoral para apaciguar al empresariado –pues permite abrir espacios de negociación en que unos prometerían no obstaculizar dichas agendas progresistas a cambio de que los otros no toquen el corazón de la estructura rentista (y ya más que obsoleta) del modelo–, desconoce que dicha desincronización no es nueva, y ya ha sido un fracaso en Europa (ver y ver también).

Lo relevante de todo esto para el TPP, es que en este nuevo escenario podría haber hasta la tentación de mirar para el otro lado frente a las nuevas "extremas urgencias" que presente el Ejecutivo al proyecto del TPP-11 en el Senado.

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