Ibrahim Batou
Francia-Marruecos
Santiago de Chile, la USACH... Por Dios, que paso rápido. Un año de mi pequeña vida allá. Un país que se encuentra al fin del mundo, como dicen. Un país chiquitito, muy angosto y largo, con sólo 15 millones de habitantes; pero muy lindo, con personas bastante amorosas, abiertas y amables.
Pienso que no encontraré otro país con un clima como el de Chile. Al norte con el desierto, al sur con lagos y su verdor, y al extremo sur con el frío y la nieve. De norte al sur, sus paisajes te dejan sin respiración. Parajes que el ser humano aún no ha destruido, y que están siendo preservados de la civilización destructora. En San Pedro de Atacama, puedes salir a cabalgar por el Valle de la Luna, sin ruido, sin contaminación, sin gente, sin nada. Retirarse de la vida y disfrutar del silencio, de las estrellas en el cielo más bonito del mundo. En la región de Los Lagos, en Puerto Varas, en la costa del Lago Llanquihue, se puede acampar y disfrutar del atardecer sobre el lago mezclado con la montaña nevada, ¡Dios, que maravilloso es! Al contrario de Santiago, en el centro, donde a pesar de estar rodeada por la cordillera y el mar, desde su cerro San Cristóbal es posible ver el cielo sucio.
Santiago es como cada capital en el mundo, superpoblada, donde se aprecian las diferencias sociales por el barrio donde viven las personas. Cada uno ofrece un estilo de vida distinto, desde el más popular al más "cuico" (el Centro, Providencia, Las Condes, Vitacura). Yo vivía entre el Centro y Providencia, cerca de la línea verde del metro -la línea 5-, estación Irarrázaval con Bustamante. Desde allí, tomaba 3 veces a la semana el subterráneo para ir a la USACH. Las clases eran entretenidas, con profesores demasiado buena onda, abiertos y amables. Teníamos compañeros y compañeras muy amorosos. Los chilenos al principio son cerrados, un poco distantes; pero una vez que te cercas, te das cuenta que son muy afectuosos, hasta los profesores. Me llevé muy bien con todos.
Chile, Chile, Chile, bueno, en fin. Hay tantas cosas que decir pero, realmente, fue una experiencia extremadamente positiva. Al principio fue difícil, con el idioma, con las personas, con el país, sus costumbres, las clases, pero me acostumbré y, al final, me transformé en un chileno más. Los chilenos son tan orgullosos de su país, de sus comidas y tradiciones, y todo eso influye en la personalidad de los extranjeros. Un saludo a toda la USACH!
Si tuviera que resumir la aventura que tuve en Chile, en una palabra, escogería: "Mágico"
A todos los que quieren irse de intercambio a un país de América Latina, ¡les aconsejo Chile! Santiago, como cada ciudad, tiene su seducción; pero como país, ¡¡Obvio que Chile po"!! ¡Lo pasarán muy bien!
Saludos del francés-marroquí, Ibrahim
Pienso que no encontraré otro país con un clima como el de Chile. Al norte con el desierto, al sur con lagos y su verdor, y al extremo sur con el frío y la nieve. De norte al sur, sus paisajes te dejan sin respiración. Parajes que el ser humano aún no ha destruido, y que están siendo preservados de la civilización destructora. En San Pedro de Atacama, puedes salir a cabalgar por el Valle de la Luna, sin ruido, sin contaminación, sin gente, sin nada. Retirarse de la vida y disfrutar del silencio, de las estrellas en el cielo más bonito del mundo. En la región de Los Lagos, en Puerto Varas, en la costa del Lago Llanquihue, se puede acampar y disfrutar del atardecer sobre el lago mezclado con la montaña nevada, ¡Dios, que maravilloso es! Al contrario de Santiago, en el centro, donde a pesar de estar rodeada por la cordillera y el mar, desde su cerro San Cristóbal es posible ver el cielo sucio.
Santiago es como cada capital en el mundo, superpoblada, donde se aprecian las diferencias sociales por el barrio donde viven las personas. Cada uno ofrece un estilo de vida distinto, desde el más popular al más "cuico" (el Centro, Providencia, Las Condes, Vitacura). Yo vivía entre el Centro y Providencia, cerca de la línea verde del metro -la línea 5-, estación Irarrázaval con Bustamante. Desde allí, tomaba 3 veces a la semana el subterráneo para ir a la USACH. Las clases eran entretenidas, con profesores demasiado buena onda, abiertos y amables. Teníamos compañeros y compañeras muy amorosos. Los chilenos al principio son cerrados, un poco distantes; pero una vez que te cercas, te das cuenta que son muy afectuosos, hasta los profesores. Me llevé muy bien con todos.
Chile, Chile, Chile, bueno, en fin. Hay tantas cosas que decir pero, realmente, fue una experiencia extremadamente positiva. Al principio fue difícil, con el idioma, con las personas, con el país, sus costumbres, las clases, pero me acostumbré y, al final, me transformé en un chileno más. Los chilenos son tan orgullosos de su país, de sus comidas y tradiciones, y todo eso influye en la personalidad de los extranjeros. Un saludo a toda la USACH!
Si tuviera que resumir la aventura que tuve en Chile, en una palabra, escogería: "Mágico"
A todos los que quieren irse de intercambio a un país de América Latina, ¡les aconsejo Chile! Santiago, como cada ciudad, tiene su seducción; pero como país, ¡¡Obvio que Chile po"!! ¡Lo pasarán muy bien!
Saludos del francés-marroquí, Ibrahim