Pablo Santander Noriega (2015)

04

Pablo Santander Noriega
Universitat Jaume – I, España
1° Semestre 2015

Mi intercambio inicio el día que mi pareja me aconsejo tomarlo y seguir su consejo creo que fue y será una de las mejores decisiones de mi vida. Pese a que hice todo contra el tiempo, la oportunidad de viajar se cumplió y de un momento a otro ya me encontraba rumbo a Barcelona para iniciar esta aventura, que aunque pase mucho tiempo será difícil de olvidar.

Las ganas y ansiedad de iniciar el intercambio me ayudaron a llevar bien la carga emocional con la que me iba, ya que el despedirme de mi familia fue duro, pero gracias al apoyo incondicional que tuve en ese momento y en los meses posteriores por parte de mis amigos y mi pareja fueron esenciales.

El día que aterrizamos en Barcelona luego de un viaje largo y agotador solo me dejaba un pensamiento en la cabeza, llegar a Castellón y así por fin conocer nuestro piso, que en un futuro se iría a transformar en el punto central de mi vida en Europa ya que lo consideraba mi casa y lugar de protección.

Al pasar los días y recorrer de a poco la ciudad y mi nueva universidad me di cuenta del privilegio y la importantísima oportunidad que mis padres me habían regalado, es por eso que desde el día uno lo fundamental fue estudiar. Lo anterior en cierto punto es falso, ya que el estar allá te impulsa a viajar y conocer distintos lugares y fue gracias a esta necesidad que tuve la oportunidad de conocer los países y ciudades que desde pequeño fueron solo un sueño como Florencia y Roma. El poder tocar y pisar suelos tan antiguos y cargados de tanta historia creo que han sido uno de los momentos más llenadores de energía que he experimentado en mi vida. Estas ciudades fueron unas pocas al lado de las otras que gracias al intercambio pude conocer y admirar, es por eso que me gustaría dar las gracias a la universidad, a Verónica, a mis padres, a mi pareja y a todos los que hicieron posible este viaje por brindarme tan bella experiencia de vida donde pude madurar, crecer y enriquecerme de conocimiento que a mi parecer me hubieran sido imposible obtener estando en Chile.

Si me preguntaran a futuro si tomaría un intercambio nuevamente, respondería "Sí, un millón de veces".