Ariane Carvajal
Wiesbaden, Alemania.
Segundo Semestre 2015.
Mi nombre es Ariane Carvajal, estudiante de Administración Pública de la Universidad de Santiago y estuve realizando un intercambio en el segundo semestre del año 2015 en Wiesbaden, Alemania.
Llegué a Alemania a principios de septiembre, antes de que las clases iniciaran oficialmente. Gracias a esto tuve la oportunidad de conocer Wiesbaden cuando aún tenía sol y de compartir con los demás alumnos de intercambio, en especial los del programa ERASMUS.
Al viajar traté de, conscientemente, no generar ninguna expectativa. Muchos de mis compañeros de carrera habían realizado un intercambio estudiantil en el mismo lugar que yo, a razón de esto recibí muchos comentarios acerca de la actitud de los alemanes frente a los extranjeros; decidí no prestar atención y vivir mi intercambio sin prejuicios. Creo que esa fue una gran decisión.
Aprendí que si bien era cierto que los compañeros alemanes en general no estaban interesados en compartir con los extranjeros, sí habían muchos que lo estaban y activamente buscaban generar espacios de esparcimiento en donde pudiéramos conversar y conocernos mejor, en especial los "buddys", que son los que te apadrinan. No me fui con muchos amigos alemanes, de hecho sólo mantengo un gran amigo (a quien conocí en "Camp Pieri" porque era mi roomie) y dos personas a las que les tengo mucho cariño, pero que por tiempo no logramos profundizar nuestro lazo. Distinto fue con los alumnos del programa ERASMUS; al ser todos extranjeros estábamos todos sedientos de conocer y de compartir, tuve momentos preciosos con estas personas, aprendí mucho de otras culturas, muchos de mis paradigmas se cayeron, logré conocer otros modos de vida tan válidos y tan diferentes a los míos, me nutrí y crecí mucho gracias a estas personas con quienes aún mantengo amistad. Estar abierto, ser tolerante, dejar de lado los prejuicios y atreverse a vulnerarse pienso que son las claves para tener un verdadero intercambio.
En cuanto a las clases, primero debo decir que al realizar el intercambio no se contaba con un programa adecuado para mi carrera, por lo que tuve que tomar ramos de Ingeniería Comercial. Estas clases eran dictadas en inglés en su totalidad, por lo que practiqué mucho este idioma tanto oral como escrito. El nivel de exigencia académica, para mí, fue bajo así que logré relajarme y disfrutar de todo el proceso, las notas no me preocupaban porque con el mero hecho de asistir a clases aprendía los conceptos, además tienen muchas facilidades para los extranjeros (con esto no les digo que se relajen demasiado, deben repasar y consultar en clases, si tienes un nivel intermedio de inglés no deberías tener ningún problema).
Lo que logré ver de la idiosincrasia alemana, gracias a mi amigo, la lectura de periódicos y la convivencia en general con la gente de Wiesbaden, es que son personas muy respetuosas: valoran mucho la individualidad del ser y se preocupan de mantenerla y respetarla; en general son unas personas muy críticas e intelectuales, nunca me tocó escuchar a un alemán opinar de algo que no conociera; son personas directas, si no acostumbras a hablar con verdad puede que esto sea muy chocante; el espacio personal es importantísimo, esto también me llamó la atención porque al venir de un país latino estaba acostumbrada a demostrar mi cariño físicamente; en general un alemán maneja mínimo de dos a tres idiomas, así que no teman al llegar a un grupo y sólo hablar en inglés, es probable de hecho que en ese grupo más de una persona hable además español; y finalmente una de las cosas que más me gustaron fue no sentirme, como mujer, discriminada en ningún sentido: ellos no tienden a segregar ni a categorizarte, tu eres una persona y por tanto mereces y debes exigir que te respeten, sin importar tu género, condición médica, edad, raza, etc., inclusive los niños son tomados como seres independientes que tienen opinión y deben ser escuchados. Obviamente no todo me pareció admirable, varias actitudes que tomaban me parecían a lo menos cuestionables, sobre todo respecto a lo que ocurre con la población turca y los inmigrantes que están llegando a caudales.
Si tuviese que elegir una palabra para definir mi intercambio en Wiesbaden, Alemania sería "intenso", mi intercambio fue intenso en todos los sentidos: llegué justo en un momento lleno de convulsiones a nivel europeo (atentados, migraciones, protestas, movilizaciones), lo que me hizo profundizar mucho en el tema y tomar consciencia del mismo; conocí mucha literatura europea gracias a las recomendaciones de mis amistades, lo que abrió mi mente a nuevas posibilidades; el arte me maravilló inmensamente: la música, la arquitectura, las pinturas, el baile, fue muy hermoso de conocer y vivir. Proyectar todo esto a mi cultura me hizo apreciarla y conocerla aún más, felizmente me di cuenta que es cierto que te conoces a través de otros, y hacerlo con una cultura tan diferente a la mía fue muy enriquecedor.
La cantidad de experiencias que tuve en este intercambio fue abrumadora. De hecho hasta estos días sigo digiriendo todas las vivencias que tuve. Fue un viaje maravilloso el cual sin duda repetiré.