Felipe Ignacio Ibarra Aravena
Ingeniería Comercial
Hochschule RheinMain University Wiesbaden Business School
1º Semestre 2017
Cuando entré a la universidad nunca me planteé la posibilidad de estudiar un semestre fuera de mi país. Lo consideraba una idea alocada, muy arriesgada y difícil de alcanzar, una aventura reservada solo para aquellas personas con talentos inigualables. Sin embargo, con el pasar de los años fui conociendo muchos estudiantes extranjeros que asistían a nuestra casa de estudios durante un semestre. Y comencé a darme cuenta de lo enriquecedora que resultaba la experiencia para ellos. A medida que pasaba el tiempo más me llamaba la atención la idea de un intercambio, hasta que participé en el concurso L’Oréal Brandstorm 2016, donde junto a mi equipo llegamos a la final nacional representando a la Universidad de Santiago de Chile. Ahí mi entusiasmo se consolidó, me sentí capaz y decidí atreverme a postular. Y lo logré.
Alemania, un país reconocido mundialmente por su nivel de desarrollo, una de las potencias más fuertes de la Unión Europea, con un pasado lleno de conflictos y problemas. Sin lugar a dudas un sitio bastante atractivo para vivir esta aventura. En cuanto llegué el primer estereotipo se quebró, los alemanes no eran personas extremadamente frías que viven a diario con un carácter desagradable. Salimos del aeropuerto junto a mi compañero chileno y nuestra buddy nos esperaba con un chip de celular alemán para cada uno, comida, bebida, regalos típicos de la zona y un auto para llevarnos al que sería nuestro hogar durante los próximos 6 meses. La experiencia de vivir en Alemania fue mejorando cada vez más, comenzamos a conocer personas de distintas regiones del mundo, incluso de países de los cuales antes nunca habíamos escuchado. Llegamos a ser 74 personas en el grupo de intercambio de whatsapp, la amistad se fue fortaleciendo de tal manera que llegamos a constituir una especie de familia del mundo, nos llamábamos la “Familia Erasmus” (Erasmus es el nombre del programa de intercambio europeo).
En términos académicos yo estaba un poco asustado al principio pues inscribí 6 ramos cuando la mayoría de la gente toma 4 o incluso 3, además también tomé la decisión de continuar escribiendo mi tesis mientras realizaba mi intercambio. Pero vaya qué agrado fue darme cuenta que nuestro nivel como estudiantes de la Universidad de Santiago está paralelo al europeo. Íbamos a las clases y entendíamos la materia sin ningún problema, el 90% de los conceptos ya los habíamos escuchado al menos una vez durante nuestra carrera en Chile, nos sentíamos confiados y preparados. Lo más difícil era que no estaba en español, sino en inglés, pero finalmente ese pequeño obstáculo solo se traducía en la necesidad de un poco más de tiempo para estudiar, el cual fue disminuyendo a medida que avanzaba el semestre.
El sistema de educación de la universidad es muy cómodo, no tienen controles, no tienen PEP 1 ni PEP 2; la forma de evaluación utilizada es solo un examen al final del curso en donde se mide todo lo enseñado en el semestre. Esto es un arma de doble filo, porque si bien te otorga más libertad para disfrutar tu intercambio y hacer todo tipo de actividades, también te obliga a saber organizar tu tiempo prudentemente. Algunas asignaturas agregan un trabajo grupal en lugar del examen, o complementan ambos sistemas de evaluación. Un tópico que asusta a muchos estudiantes es el idioma. Respecto a eso, en primer lugar me gustaría destacar que la mayoría de las personas en Alemania saben inglés, y su acento es bastante comprensible. Por mucho que uno estudie inglés en Chile siempre en las primeras conversaciones es normal sentirse un poco torpe y oxidado, mi consejo va directo al hecho de no avergonzarse, la mejor forma de dominar un idioma es hablarlo y equivocarse mil veces. La mejora es muy rápida y fácilmente identificable. En mi caso tuve la suerte de poder convivir con amigos que provenían de países de habla inglesa, algunos de ellos con acentos muy extraños que en un principio no lograba comprender, pero luego de un par de semanas viéndonos a diario mi nivel de inglés aumentó considerablemente. El truco está en atreverse y no avergonzarse.
En cuanto al alemán creo que lo más fácil es la pronunciación pero la gramática es muy compleja, yo no llegué a dominarlo como logré dominar el inglés, pero sí que avancé mucho en dicho aprendizaje, puesto que cuando llegué al país mi nivel de alemán era nulo. Luego de esta experiencia tengo decidido continuar practicando mi alemán en Chile, en Alemania casi todos los estudiantes hablan 3 idiomas, eso te abre los ojos. La vida en Wiesbaden es muy tranquila, no es una ciudad muy bulliciosa y es bastante segura. El sistema de transporte público funciona excelente, las micros pasan a un horario establecido y la mayoría del tiempo lo cumplen, existe una aplicación que te ayuda a planificar tus viajes (está en inglés lo cual es bastante cómodo). Al inicio del semestre se debe pagar por una tarjeta universitaria que permite utilizar el transporte público gratis por todo el estado, no es barata, pero sin duda que es mucho más barato que pagar todos los pasajes durante todo un semestre (son muchos más caros que en Chile). Es necesario tener en cuenta que esta tarjeta es entregada el día del Enrollment Day, por lo cual si se decide llegar antes de esa fecha se tiene que considerar que se gastará un gran porcentaje de dinero en transporte durante los primeros días. De todas formas esta razón me ayudó a conocer los rincones de Wiesbaden las primeras semanas ya que decidí caminar mucho para ahorrar, lo recomiendo.
Existen muchas cosas curiosas que son distintas a nuestro país, entre ellas quiero destacar que los domingos está todo cerrado por ley, no hay tiendas, no hay supermercados, no hay casi nada, solo unos pequeños quioscos que normalmente venden un poco más caro. Otra diferencia es que en Alemania se separa la basura según su tipo: orgánica, plástico, papel cartón, etc. También las botellas plásticas se reciclan en el supermercado y por hacerlo te devuelven dinero, es increíble. Junto con esta mentalidad ecológica se encuentra la búsqueda de la eliminación de las bolsas plásticas, por este motivo, se debe ir con mochilas o bolsas de materiales amigables con el medioambiente al supermercado, al comienzo puede ser difícil acostumbrarse ya que nosotros no tenemos el hábito de llevar una bolsa o carro al supermercado. Por esta misma razón tampoco existen los empaquetadores. Otra diferencia muy divertida es que en clases los alemanes no aplauden tras una exposición, sino que más bien golpean las mesas con sus puños, al comienzo es bastante chistoso ser la única persona en la sala que aplaude hasta que te acostumbras a golpear la mesa también.Por último quiero hablar de mi experiencia viviendo en Camp Pieri. Yo llegué el 1 de marzo, todavía no habían llegado las personas por lo que el lugar estaba bastante solo. Mi primera impresión fue un tanto impactante, el lugar luce como un hospital encantado, pensé “¿dónde vine a vivir?”. Sin embargo, a medida que pasaron los días la gente comenzó a llegar y empezaron a forjarse las relaciones. Al cabo de una semana ya amaba el lugar, me encantaba su ubicación, aún cuando está lejos del centro, el paradero de micro está ahí mismo y son solo 20 minutos en micro, además todos estábamos juntos, viviendo en el mismo edificio, dondequiera que fuéramos siempre volvíamos juntos, si necesitaba algo solo tocaba la puerta de algún amigo, éramos una gran familia. Frente al lugar hay un bosque al cual fuimos innumerables veces a hacer fogatas, reír y conversar. Existe un bar clandestino que abre solo los martes justo al lado del bosque, al cual asistíamos regularmente, tocábamos instrumentos, cantábamos, jugábamos taca taca, y como siempre, reíamos.
El encargado de llaves es muy amable, se llama Mr. Rossel y siempre tiene disposición para
ayudar y solucionar problemas. Las piezas son bastante cómodas, el internet es por cable pero se puede usar el computador como router para transmitir wifi al celular. Cada zona del departamento tiene calefacción lo cual es muy conveniente en épocas de frío. La lavandería está en el subterráneo y es muy cómoda, funciona con monedas y las instrucciones están en inglés, no son difíciles de usar. Mucho cuidado con las llaves del departamento, si las pierdes son 300 euros.
En conclusión el intercambio ha sido la mejor experiencia de mi vida hasta el momento, siento que crecí, cambié, conocí gente de diferentes partes del mundo y me di cuenta que independiente de donde provengan, la idiosincrasia y la cultura, son personas que son felices con lo mismo que uno y le temen a lo mismo. La amistad no tiene fronteras al igual que el aprendizaje, yo tuve la suerte de poder mezclar ambos conceptos y vivir de aquella fusión durante un semestre; creciendo, aprendiendo y disfrutando. Las amistades que hice aquí jamás se extinguirán, no solo se ganan conocimientos increíbles y un buen aporte a tu carrera profesional, también ganas amigos en quienes confiar, amigos que te recordarán innumerables veces que tienes un hogar en sus países, amigos que piensan distinto a ti, amigos que te van a extrañar. Es un verdadero sueño hecho realidad, y la verdad es que todos aquellos que lo han vivido te dicen que es una experiencia increíble, pero uno jamás se imagina lo maravillosa que puede ser, hasta que la vives. Atrévete.