La nueva Contralora del Plantel, académica de la Facultad de Administración y Economía de la USACH, doctora en Gestión de Empresas y magíster en Ciencias de la Contabilidad, destaca que junto a su equipo se encuentra desarrollando un diagnóstico interno correspondiente a la etapa de planificación estratégica, con el objetivo de definir directrices, al menos, hasta el 2020.
La nueva Contralora del Plantel, académica de la Facultad de Administración y Economía de la USACH, doctora en Gestión de Empresas y magíster en Ciencias de la Contabilidad, destaca que junto a su equipo se encuentra desarrollando un diagnóstico interno correspondiente a la etapa de planificación estratégica, con el objetivo de definir directrices, al menos, hasta el 2020.
A mediados de 2016 la Dra. en Gestión de Empresas Angélica Peña Cortés se propuso un nuevo desafío en su vida. Esta vez, se trataba de asumir el cargo de Contralora Universitaria del Plantel. La postulación se concretó a principios de septiembre; algunos meses después recibió el llamado que esperaba: sus competencias le habían permitido ganar el concurso público, asumiendo el cargo hace solo un mes.
Tras asumir el 3 de abril, las tareas se han sucedido una tras otra. Junto a su equipo realiza un diagnóstico interno y su agenda está repleta de reuniones, incluso con sus pares de otras universidades estatales.
"Nos encontramos en la etapa de planificación estratégica, para determinar cuáles serán nuestras directrices al menos hasta el 2020. Nuestro objetivo es implementar a largo plazo un sistema de gestión de la Contraloría Universitaria de la Universidad de Santiago de Chile, que será un referente a nivel nacional", advierte. En esta línea añade que hay un camino recorrido, pues nuestra Institución ya es un referente en algunas áreas nada menos que para la Contraloría General de la República.
"Nos proponemos posicionar el trabajo de la Contraloría Universitaria, sus labores de fiscalizar, verificar, validar y velar por el control de la legalidad y el buen uso de los recursos de la Universidad. Todo esto nos ayudará a determinar cuáles son los procesos y áreas críticas, en los que se requiere establecer sistemas de gestión más robustos", precisa.
De Calama a Antofagasta
Angélica Peña nació en Calama, donde vivió sus primeros años junto a sus padres, abuela y tres hermanos. "Mi padre era profesor normalista y director de una escuela básica. Mi madre, en tanto, trabajaba como contadora y también se desempeñaba como paradocente en el Liceo de Hombres. Ahí estaba a cargo de las actas y presupuestos. A mí me gustaba ayudarle y encontraba muy interesante trabajar con los números", recuerda. Además, su mamá impartía clases en el área de secretariado del Liceo Comercial de la ciudad.
Luego de realizar su educación básica en el Grupo Escolar N°2, llegó el momento de tomar una difícil decisión: dejar el hogar con el fin de cursar su enseñanza media en Antofagasta. El país vivía tiempos convulsos cuando ese año 1977, llega a la casa de su madrina para integrarse al Liceo Comercial A 12.
Luego de rendir la Prueba de Aptitud Académica, en 1981, se matricula en la Carrera de Contador Auditor – Contador Público en la Universidad del Norte, pero debe congelar sus estudios hasta el año siguiente, puesto que si bien había culminado la enseñanza media, debía rendir el quinto año para egresar como contadora del Liceo Comercial.
"La enseñanza de la contabilidad es una disciplina muy abstracta, que a la vez requiere configurar un todo. Siempre avanzar desde un punto de vista independiente. Cada entidad contable es independiente de las otras. Nunca me ha gustado la contabilidad común, que implica solo el control de registros", ´puntualiza.
Oportunidades y decepciones
Ya egresada, comienza a trabajar como contadora jefe del Sindicato N°1 de Codelco Chile. "Fue un gran desafío. Teníamos alrededor de diez mil trabajadores afiliados. Era el sindicato más grande del país", acota. Paralelamente Angélica termina su tesis, lo que le permite titularse.
Dos años después decide retirarse de Codelco. "Hubo cambio de jefaturas y no estuve de acuerdo con diversas situaciones que me plantearon. Me decepcionaron los aspectos políticos y tampoco tenía proyecciones para crecer laboralmente", remarca. Tras su salida regresa a Calama por un par de años, donde se desempeña como gerente de finanzas en un centro odontológico. Su siguiente paso fue la academia. "Volví a Antofagasta para hacer clases en mi alma mater, que ahora se llamaba Universidad Católica del Norte".
Ya tenía experiencia como ayudante en la asignatura de Contabilidad III, mientras cursaba sus estudios de pregrado. Esta vez se desempeñaría como profesora por hora a cargo del curso de Legislación Tributaria en la Carrera de Construcción Civil. Al año siguiente, en 1991, postula a un concurso que le permite incorporarse como académica de jornada completa; esto implica nuevos desafíos, por tanto al poco tiempo debe proseguir estudios de post grado en el extranjero. El destino es Brasil, donde llega recién desposada.
Junto con incorporarse a la Maestría en Ciencias de la Contabilidad, en la Universidad de Sao Paulo, debe aprender portugués rápidamente. "Completé las asignaturas y antes de iniciar la tesis me aceptaron para estudiar un doctorado. Avancé en paralelo en los dos ámbitos, pero no me dejaron proseguir. El argumento fue que se había acabado mi tiempo de estadía, por tanto debía regresar a Chile. No alcancé a concluir el magíster, ni el doctorado", rememora.
De regreso a la Universidad Católica del Norte, nace su hija Carla, a fines de 1994. Su dedicación se centra en ella, por lo que los estudios quedaron pendientes. Sin embargo, un año después se propone terminar la tesis del magíster y la envía a sus profesores a Brasil. ¿El tema? Sistemas de información contable. Ya con el grado, asume como directora de Finanzas de la Universidad. Luego de tres años decide dejar el cargo. Necesitaba tiempo para su nuevo hijo, Diego. Pero también necesitaba cumplir otro de sus desafíos: terminar sus estudios de doctorado. Para eso, en 2001, comienza a cursar asignaturas en la Universidad de Deusto, en Bilbao, España, con la que existía un convenio interuniversitario.
"Durante tres periodos de verano, seis académicos de la Facultad de Economía y Administración viajábamos a España a cursar las asignaturas del doctorado en Gestión de Empresas", recuerda. Paralelamente, en 2005, es enviada a una capacitación de dos meses a Estados Unidos. Nuevamente Angélica se ve obligada a postergar sus estudios doctorales.
Finalmente, logra terminar su tesis doctoral. Para ello, parte con sus dos hijos a Bilbao, donde permanece por espacio de un año. En lo personal son tiempos difíciles, pues su matrimonio había experimentado un quiebre que deriva en separación. Lejos de su tierra se enfoca en la tesis y cuidado de sus pequeños. "Trabajé en un sistema de control de gestión para la minería junto a Escondida, Lomas Bayas y Codelco", explica.
No obstante, desde la Universidad Católica del Norte la obligan a regresar. Pero su objetivo estaba claro: terminar el doctorado. Al no llegar a acuerdo, es desvinculada. Finalmente, en abril de 2010 defiende su tesis y obtiene el grado de Doctora en Gestión de Empresas.
Un nuevo desafío
De regreso en Chile, se establece en Santiago; aquí postula a un concurso público para ingresar como académica a nuestra Institución, lo que se concreta en el segundo semestre. "Comencé a trabajar en el Departamento de Contabilidad de la Facultad de Administración y Economía. Siempre me interesó ingresar a esta Universidad, desde la época en la que me propuse estudiar la Carrera de Contador Auditor", asegura.
"Se había creado un programa para promover la investigación contable y tuve la oportunidad de impartir clases a estudiantes diurnos, vespertinos, de diplomados, magíster y doctorado. Fue un desafío muy interesante", plantea. Asimismo, entre 2013 y 2014 y en el marco de los decanatos de la Dra. Silvia Ferrada y del Dr. Jorge Friedman se desempeñó como secretaria académica. "La formación de los contadores auditores de la Universidad de Santiago es muy relevante tanto a nivel nacional, como internacional", resalta con orgullo la Dra. Angélica Peña.
Sus querencias e intereses
"Mi hija Carla estudia Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica y mi hijo Diego está en tercer año medio. A él le interesa la biología marina", advierte orgullosa. En cuanto a su padre, falleció el año pasado y su mamá vive muy cerca de ella, en la comuna de Providencia. Y a pesar de que sus hermanos residen en Calama, Temuco y Alemania, igualmente se reúnen en algunas fechas especiales, pues son una familia muy unida.
Orgullosa de los suyos, esta madre cariñosa se da el tiempo para pasear los fines de semana en bicicleta. "Con mis hijos viajamos a la playa para disfrutar al aire libre. Me gusta el cine y el teatro, especialmente cuando muestran situaciones cotidianas que obligan a reflexionar", comenta. En cuanto a la lectura, su preocupación como académica apunta a los textos más técnicos. Pero, en verano dedica tiempo a libros de Historia, según reconoce.
En lo inmediato, la Contralora Universitaria, tiene programada una presentación ante la Junta Directiva del Plantel, tanto del balance 2016 como el Plan 2017-2020. "Existe un desconocimiento del trabajo que realizamos. Nuestra idea es educar a la comunidad sobre la gestión institucional; por ejemplo, en cuanto a procedimientos y dictámenes específicos", anticipa.
Angélica Peña vuelve a compartir su orgullo de poder aportar a esta Universidad estatal y pública. Finalmente, un apretón de mano sella el tiempo estipulado para la entrevista con esta Contralora cálida y cercana.
Por U. de Santiago al Día.