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Vicedecano de docencia FAE USACH es reconocido en el diario El Mundo de España como el sociólogo que predijo la crisis del modelo chileno

news_171_dEn la edición del miércoles 4 de diciembre, el periódico español publicó una entrevista a Alberto Mayol en la que indica que el sociólogo vaticinó la crisis del modelo chileno en el año 2013, en un libro titulado "El derrumbe del modelo: la crisis de la economía de mercado en el Chile contemporáneo".

En la edición del miércoles 4 de diciembre, el periódico español publicó una entrevista a Alberto Mayol en la que indica que el sociólogo vaticinó la crisis del modelo chileno en el año 2013, en un libro titulado "El derrumbe del modelo: la crisis de la economía de mercado en el Chile contemporáneo".

news_171_01El diario español El Mundo publicó en su edición online una entrevista al vicedecano de docencia de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago de Chile, el sociólogo Alberto Mayol. En su contenido, indican a Mayol como el intelectual que vaticinó la crisis del modelo chileno en el año 2013. Esto a través de su libro titulado "El derrumbe del modelo: la crisis de la economía de mercado en el Chile contemporáneo".

En su libro, el sociólogo advierte que "el desatino político del Gobierno de Piñera terminó por hacer estallar al país". Además, enumera las causas de la crisis como la suma de "la mercantilización de los derechos sociales, una política débil y dependiente de la opinión empresarial y la sensación de injusticia en la sociedad, que se suman a una desigualdad que es parte del problema, pero no del todo".

A continuación, les dejamos la entrevista realizada por John Müller:

Alberto Mayol (Santiago de Chile 1976) tiene el mérito de ser el intelectual de izquierda que vaticinó la crisis del modelo chileno. Léase bien: Mayol no es otro sociólogo o político que vertió críticas contra el modelo chileno, él predijo su final. Así lo hizo en 2013 con su libro "El derrumbe del modelo: la crisis de la economía de mercado en el Chile contemporáneo" (editorial LOM), fruto de una conferencia ante empresarios que quedaron escandalizados por la dureza de sus afirmaciones. La sorpresa que causó la crisis chilena demuestra que no le hicieron caso.

Pregunta.- Usted vaticinó "el derrumbe del modelo" chileno, en un libro de 2013 que se llamaba exactamente así, ¿qué siente al asistir al estallido social de 2019?

Respuesta.- Lamento que hayamos tenido que llegar a esto para que fuera evidente. Un estallido social no es lo mismo que una crisis por movilización. En la última es posible recortar lo bueno de lo malo y gestionarlo. En un estallido la situación es diferente. Al romperse la forma específica de estructuración de la sociedad por los desequilibrios normativos del neoliberalismo, el resultado es devastador.

P.- ¿Qué significa eso?

R.- Que no sólo cae el modelo económico y la forma específica de estructuración del pacto político de la transición, que debían efectivamente modificarse y evolucionar; sino que cae el pacto social en su totalidad, queda tambaleando la seguridad pública que era un enorme activo de Chile y deja a la élite sin respuestas. La derecha se parapeta en insistir en la gravedad de la pérdida del orden público. No entiende que se pierde el orden público porque sus políticas públicas hicieron que se cayera eso y todo lo demás. Pero tiene razón en declararse preocupados. La izquierda ve en este estallido una oportunidad de tener la razón y tiende a alegrarse más que a turbarse.

P.- ¿Y la izquierda acierta donde yerra la derecha?

R.- La verdad es que también se equivoca. La izquierda se equivoca por las razones correctas (el modelo no funcionaba). Y la derecha tiene razón por las razones equivocadas (el estallido es una mala noticia). Una combinación lamentable.

P.- Cuáles son las razones de esta convulsión?

R.- La base de todo es el desequilibrio normativo que genera una sociedad cuyo foco es el resultado económico a nivel país y de cada ciudadano. Eres lo que consumes. Los bienes te definen. El día uno lo comprado es perfecto, por cada día que pasa decae su valor. Pero al ser comprado por deuda, porque los ingresos de hogares en Chiles son bajos más allá de su desarrollo de escaparate, falla la ecuación. La variable tiempo suma un bien que decae, pero una deuda que crece con el tiempo. La presión de la deuda se duplicó en la última medición.

P.-Si usted lo diagnosticó ya en 2011, ¿por qué ha tardado tanto en producirse?

R.- En Chile se venden las leyes en el centro, en la calle. Es un país que adora la institucionalidad. Por más desprestigiada que esté la política, lo normal es que si, las élites políticas prometen soluciones, en general haya una conducta de espera a ver esa respuesta. Hubo tres respuestas políticas a la crisis: la Nueva Mayoría de Bachelet (2014), el Frente Amplio (2016) y la promesa de Piñera (2017) de los "tiempos mejores", enfatizando la idea de un crecimiento que terminaría por redundar ahora sí, en desarrollo y calidad de vida. La promesa de Bachelet era reformista y fracasa. La promesa del Frente Amplio tenía un halo de impugnación y fracasa por ser y no ser. La promesa de Piñera fracasa porque la solución no acontece.

P.-Y por qué no estalló antes?

R.- Simmel y Marx estaban de acuerdo en algo: todo orden social ensaya todas sus posibilidades antes de agotarse. Fue el caso. Pero el desatino político permanente del Gobierno de Piñera terminó por hacerlo estallar.

P.- ¿Es la desigualdad de rentas el factor clave?

R.- Es parte del problema, pero no todo. La desigualdad en Chile, por Gini, es igual a hace 50 años. La desigualdad genera fallas en la estructura normativa, pero a veces logra compensar. No fue el caso. La suma es: una sociedad de consumo que integra por los bienes procurados y que tiene fecha de vencimiento según el aumento de la deuda, la mercantilización abrumadora de las esferas de la vida en Chile y de los derechos sociales, una política débil y dependiente de la opinión empresarial y, quizás, lo más importante, la falla moral, la sensación de injusticia, donde grandes delitos económicos no son sancionados mientras se persigue a los microempresarios.

P.- ¿Y cómo se agudizo?

R.-Este gobierno lo empeoró con la sensación, real o no, de tener muchísimos familiares en el Ejecutivo y varios episodios interpretados como burla de los ministros al ciudadano medio.

P.- Usted fue una voz importante cuando nació el Frente Amplio en Chile. ¿En qué se parece al español Podemos?

R.- En su esfuerzo de ofrecer una salida por la izquierda, distinta al comunismo, que cuestiona al modelo de radicalización de la economía de mercado que había logrado penetrar hasta los Partidos Socialistas de ambos países, aunque claramente más en Chile. Ambos nacen representando el malestar social con la mercantilización y el neoliberalismo (en Chile el neoliberalismo real, en España como proyecto). Ambos nacen en el 2011.

P.- ¿Y en qué se diferencian?

R.- Podemos es más hábil políticamente, más osado, más interesante. El Frente Amplio es menos orgánico, en forma de coalición, con un grupo controlador social-liberal menos interesado en chocar. Podemos es una lucha, Frente Amplio una gestión de sanidad. Podemos se destruye de modo interno, quizás con opción de mejora, pero sólo quizás. Frente Amplio queda a la retaguardia de sí mismo, anuncia el malestar social y luego compra acciones en el orden. La crisis lo toma a contrapié y se fractura.

P.-Podemos está a punto de formar Gobierno en España. En Chile, el Frente Amplio auspicia la protesta callejera.

R.-Podemos formará Gobierno sin control de la agenda. El Frente Amplio apuesta a esperar dos elecciones más, hasta 2025, cuando Chile necesita soluciones ya. Ambos son hijos fallidos de la crisis.

P.- ¿Cuál es, a su juicio, el final de este proceso?

R.- Un estallido se lleva muchas más cosas de las que querríamos. Viene una mala época. Si la respuesta política del Gobierno hubiese sido rápida y eficaz, habríamos convertido la crisis en oportunidad. Pero no. Piñera y los que en Chile llamamos Chicago Boys (por el origen del monetarismo y sus aplicaciones en Chile), creen que la sociedad no existe, como Thatcher. Y terminan teniendo razón. Después de ellos, la sociedad no existe.

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