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Amelia Hernández: "La USACH me enseñó que para avanzar hay que esforzarse, ser constante y competir con lealtad y por sobre todo con ética"

news_073_dLa contador público y auditor de la Universidad de Santiago de Chile es socia líder de Riesgo y Reputación de Deloitte en Chile. Además, está a cargo de Responsabilidad Social Empresarial y del área de Desarrollo de Personas. Forma parte del comité técnico y del comité ejecutivo. Tiene más de treinta años de experiencia en el ámbito de la auditoría.

La contador público y auditor de la Universidad de Santiago de Chile es socia líder de Riesgo y Reputación de Deloitte en Chile. Además, está a cargo de Responsabilidad Social Empresarial y del área de Desarrollo de Personas. Forma parte del comité técnico y del comité ejecutivo. Tiene más de treinta años de experiencia en el ámbito de la auditoría.

news_073_01Al hacerla recordar su época universitaria, Amelia Hernández se llena de nostalgia. Han pasado 39 años desde que egresó de la carrera de Contador Público y Auditor de la Universidad de Santiago de Chile. "Ingresé a la universidad en 1975 y recuerdo con mucha añoranza, la fiesta de la primavera del año 1976, donde la FAE participó activamente en la construcción del caballo de Troya. Fue un lindo trabajo en equipo de todos los que participamos en la preparación de esta gran fiesta", recuerda Amelia.

Amelia Hernández es socia líder de Riesgo y reputación de Deloitte Chile. Junto a esto, está a cargo del área de Responsabilidad Social Empresarial y del área de Desarrollo de Personas, y es parte del comité técnico y del ejecutivo.

"La Universidad de Santiago de Chile me entregó herramientas técnicas para llegar donde hoy me encuentro, pero me hizo reconocer que para avanzar hay que esforzarse, ser constante y competir con lealtad y por sobre todo con ética. Que el trabajo en equipo, el compañerismo y el creerse que somos capaces, nos hace surgir. Siempre hay que pensar en grande y ser los mejores. Mi generación fue una de mucho esfuerzo y siempre avanzamos porque teníamos el ejemplo de nuestros profesores, todos terrenales como nosotros", cuenta Amelia.

Al referirse a los académicos que tuvo en su época universitaria, Amelia relata que

siempre admiró a todos sus profesores por su vocación y aunque hubo algunos pocos con los cuales no coincidía en sus métodos, también dejaron una enseñanza en ella. "Mi mayor y permanente recuerdo es del día en que conocí al señor Luis Vargas Valdivia. Hasta ese momento no lo conocía en persona, solo por los libros con los que estudie en el comercial y al cual admiraba muchísimo. Era un profesional brillante con una metodología perfecta para todos. El día que entró a la sala y se presentó como el profesor de la cátedra yo no lo podía creer, lo vi tan imponente, como un dios en persona. Me emocioné al punto que, aún cuando lo recuerdo, me dan escalofríos", dice emocionada.

La vocación de sus profesores, marcó la vida de Amelia. "De ellos nació mi inspiración por ser un instructor y facilitador de mis colegas en los primeros años de mi vida laboral. Sentía que era mi responsabilidad compartir mis conocimientos y explicarles lo que yo había aprendido. También me enseñaron a que nada es porque sí, todo tiene una razón de ser y lo que debemos es buscar esa razón. Destiné tiempo de mi vida profesional a investigar para aprender y enseñar. Pasé seis años de mi vida profesional en el extranjero con la misión de aprender nuevos conceptos, métodos, técnicas, etc. y enseñarlas en toda la región de Latinoamérica. Fue una experiencia muy gratificante", agrega.

Mundo laboral

El primer trabajo formal de Amelia fue en una consultora en contabilidad. "Fue un poco frustrante porque yo había estudiado auditoría, pero después me di cuenta que esta disciplina, era absolutamente necesaria para convertirte en buen auditor. Fue como seguir en la universidad, siempre aprendiendo. No fue fácil la adaptación, aún cuando en la universidad nos enseñaron a ser fuertes y perseverantes, el ritmo del trabajo, las situaciones, los asuntos técnicos que se presentaban, resultaban agobiantes a veces", rememora.

Para ella, los primeros años sentaron la base para su desarrollo futuro y de la carrera profesional que logró desarrollar. "Me siento orgullosa de lo que he logrado en mi vida profesional y también de ser parte de la generación del 79, de haber tenido como compañeras a mujeres como Gladys Soto, Amanda Sandoval ,Magaly Maira, Liliana Forlibesi, y tantas otras que han dejado huella en la profesión y en los egresados de la FAE", añade.

Amelia tiene una fuerza en todo lo que hace que, sin dudas, provoca cambios. Quiso, por lo mismo, entregar un mensaje a todos quienes están estudiando esta carrera y todos los egresados y profesionales de la misma. "La vida se la forja uno con esfuerzo, dedicación, inteligencia. Nada está dado ni se compra para ser el mejor. Si quieres ser el mejor, hazlo, nada lo impide. Definan su propósito y comprométanse con él, "créanse el cuento" y por sobre todo, lleven en alto y con orgullo el escudo de la USACH", sentencia.

Para finalizar, no quiso dejar de entregar un poderoso mensaje a todas las mujeres que se desempeñan o se desempeñarán en esta profesión: "Chicas, no se dejen intimidar por los obstáculos que les pudieran surgir en su carrera por el solo hecho de ser mujeres. Recuerden que las que empezamos hace ya casi 40 años en la profesión, en algo hemos colaborado derribando barreras, mitos y forjando la huella del camino a la sima. Sean audaces, atrévanse y avancen, hay muchos puestos de liderazgo en las organizaciones esperando por ustedes".

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