Fue gracias a las herramientas que le entregó la casa de estudios, que Juan Manuel pudo trabajar en diversas gerencias de Renault, no sólo en Chile, sino que en Europa y América Latina, llegando a ser director general para América Latina de la empresa Renault y asesor del directorio de la compañía en Francia. Además fue en la UTE dónde conoció a su señora, con la que cumplirán 50 años de matrimonio con cuatro hijos y 16 nietos.
Fue gracias a las herramientas que le entregó la casa de estudios, que Juan Manuel pudo trabajar en diversas gerencias de Renault, no sólo en Chile, sino que en Europa y América Latina, llegando a ser director general para América Latina de la empresa Renault y asesor del directorio de la compañía en Francia. Además fue en la UTE dónde conoció a su señora, con la que cumplirán 50 años de matrimonio con cuatro hijos y 16 nietos.
En medio de olivos, viñas y nogales, Juan Manuel Cunill disfruta del aire limpio, de la tranquilidad del campo y por sobre todo, de la solidaridad entre las personas con las que trabaja. Con 72 años, recorre a diario sus 40 hectáreas en Pencahue en la Región del Maule, donde produce aceite de oliva. "En el campo existe la solidaridad, el compartir, valores que en el mundo industrial es más difícil de encontrar", señala el contador público y auditor de la hoy Universidad de Santiago de Chile.
En marzo de 1965, Juan Manuel entró a estudiar Pedagogía en Contabilidad en la Universidad Técnica del Estado. Mientras cursaba esta carrera, se creó la carrera de Contador Público, y egresó de ambos programas en diciembre de 1968.
"En mis primeros meses laborales cumplí el sueño de ser profesor. Comencé trabajando en la Universidad de Chile, en la sede de Chillán". Pero, la vida tenía otro camino trazado para el contador público. En 1969, ingresó a trabajar en la empresa automotriz Renault que estaba instalándose en el país. Trabajó 35 años en la misma empresa pero en diversos cargos. Al principio llevaba la contabilidad de costos, hacía control de gestión y terminé como director general para América Latina de la empresa Renault y asesor del directorio de la compañía en Francia", cuenta.
Juan Manuel tuvo que tomar decisiones determinantes al inicio de su carrera. "Era una época complicada y la empresa compró una fábrica de producción de cajas de cambio para la Renault y Peugeot. Esta decisión se tomó debido a la participación de Cunill en un comité para América Latina, donde se discutían los futuros económicos de los países y yo planteé la necesidad de invertir en una nueva planta. Hoy esa fábrica produce para 19 países como Japón, Malasia, India, Irán, Turquía, España, Francia, Rumania, entre otros", cuenta.
La universidad me dio un amplio conocimiento que me permitió superar a profesionales de universidades como la UC o la de Harvard, Eso debido a que mi perfil no sólo era contable, si no que experto tributario y con responsabilidad del personal, técnicamente tenía ventajas", agrega, explicando que muchas veces estos profesionales de otras casas de estudios carecían de una experiencia sólida y tenían un conocimiento específico que no servía para una visión global.
Durante 12 años manejó filiales de Renault en América Latina que estaban en problemas financieros. "En este escenario no era posible planificar mucho y había que improvisar y buscar distintas soluciones a los problemas, y gracias a lo aprendido en mi formación superior pude lograrlo", continúa.
Finalmente, Juan Manuel Cunill colgó sus botines el año 2005, pero de su trabajo como director general para América Latina de la empresa Renault y asesor del directorio de la compañía en Francia, porque comenzó con su emprendimiento en el campo.
"Decidí comprarme un pequeño terreno para comenzar una plantación de viñas, olivos y nogales, y hoy tengo 40 hectáreas y vivo de esto. Obviamente fui creciendo gracias a mi experiencia y mi formación", relata.
Recuerdos en la UTE
Los recuerdos más preciados de la carrera para Juan Manuel, son sobretodo de profesores como Luis Vargas, Julio Bosch, Aquiles Rivera. "Vivíamos en un ambiente de libertad, cursábamos ramos como filosofía, psicología y sociología. La mente se expresaba de otras formas y además había una cercana relación con otras facultades y carreras", recuerda Juan Manuel.
Otra de las remembranzas de este contador público, es que todos estos académicos que fueron sus profesores, ostentaban cargos muy importantes en las instituciones de la época, lo que los inspiraba a llegar muy lejos. "El profesor Inostroza, por ejemplo, era vicepresidente del Banco Central, y me aconsejó que fuera a la biblioteca del banco a estudiar economía. Así lo hice constantemente, y tuve mucho éxito en términos de concentración y aprendizaje", añade Cunill.
Pero el mejor recuerdo que le dejó la universidad fue su señora, con la que está a punto de cumplir 50 años de matrimonio, cuatro hijos y 16 nietos. "Yo conocí a mi esposa cuando estudiaba en la UTE. De hecho, me casé con ella antes de egresar de la carrera. Ella estudiaba pedagogía en Inglés, y entre los números y los anglicismos, no nos separamos nunca más", cuenta un emocionado Juan Manuel Cunill.
El conocimiento técnico que le entregó la universidad, junto a la seguridad en la utilización de ese conocimiento, hicieron que Juan Manuel llegara muy lejos. Junto con eso, el contador público destaca la formación humanista que le dotó de herramientas para imprimir su personalidad y liderazgo. "Agradezco también la enseñanza en el manejo en torno a los grupos humanos y el poder avanzar y sobresalir en los momentos críticos. Para poder cumplir tus sueños, debes tener respeto, saber trabajar en equipo y tener creatividad", dice.
Finalmente, Juan Manuel Cunill deja un mensaje a las futuras generaciones de contadores públicos y auditores: "nunca pierdan su capacidad de soñar y más importante que eso, jamás dejen de luchar por cumplir sus sueños. La creatividad deben cultivarla, yo saqué adelante empresas no haciendo más de lo mismo, si no que buscando soluciones alternativas e innovadoras. Deben tener la capacidad de provocar el cambio y conocer a la gente con la que trabajan. Yo viví en muchos países y me dediqué a estudiar la historia de cada lugar en el que habitaba, porque hay idiosincrasias distintas y esa historia del pueblo se transforma en un motor de estimulación y de efectividad", concluye.