Dr. José Gabriel Palma explica que la necesidad de nuevos impuestos se complica por la infinidad de mecanismos para eludirlos. También porque hay que diseñarlos en un contexto en el cual hay que reactivar la economía.
Dr. José Gabriel Palma explica que la necesidad de nuevos impuestos se complica por la infinidad de mecanismos para eludirlos. También porque hay que diseñarlos en un contexto en el cual hay que reactivar la economía.
"En búsqueda de racionalidad y eficiencia en los impuestos a los altos ingresos" se titula la última columna que el académico de la FAE y de la U. de Cambridge, Dr. José Gabriel Palma publicó en El Mercurio Inversiones.
En su escrito, el destacado economista indica que "en Chile ya es parte del "sentido común" (perspectiva Gramsci) que hay que subir la recaudación tributaria dada la contingencia (pandemia), y la necesidad de protección social. También que debe ser progresivo dada nuestra ineficiente y absurda desigualdad: recordemos que antes de impuestos, el 10% más rico se apropia del 60% del ingreso, y el 1% de un 28%; esto es, más que al retorno de la democracia, ¡y aún más que en Brasil!. En la riqueza, la desigualdad de la distribución es aún peor".
Además, el Dr. Palma agrega que esta necesidad de nuevos impuestos, tanto transitorios como permanentes, se complica por la infinidad de mecanismos legales (además de los otros) para eludirlos. También porque hay que diseñarlos en un contexto en el cual hay que reactivar la economía.
En este debate tanto gobierno como oposición, empresarios, así como muchos en la academia, han mostrado una liviandad que asusta y da malos augurios para el debate constitucional (además de lo que lo enreda el que se mezcló con la campaña presidencial).
Entre tanto desorden analítico, lo primero que habría que recalcar es la aparente ignorancia absoluta (tanto en santos como pecadores) de lo que es en verdad un royalty a los recursos naturales. Éste se confunde con un mero impuesto adicional y arbitrario a las empresas del ramo. Pero este tema amerita una columna en sí mismo (la que está en camino).
El debate tributario también se complica porque, como es bien sabido, hoy en día tanto las declaraciones de impuestos como, en especial, los balances corporativos son en general una ficción, cuya semejanza con la realidad es mera coincidencia.
En Europa, por ejemplo, ni Apple, Google, Amazon, Vodaphone, Starbucks y tantos otros pagan impuestos a las utilidades, pues sus balances realistas mágicos indican que solo trabajan por amor al arte, pues no tendrían utilidades, ya sea por granjerías o transferencias legales a paraísos fiscales (ver, por ejemplo, los "Panama papers"). En un mundo así, la tasa a la que se gravan las utilidades de las grandes corporaciones pasa a ser mera retórica (en este caso, aún si fuese un 100% igual no pagarían prácticamente un peso...). Esto hace que dicho debate sea solo relevante para la pequeña y mediana empresa.
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