Francisco Castañeda
Economista USACH
 

Es un hecho que la economía de bajo carbón (bajo consumo de CO2) creará desafíos, y también oportunidades para las empresas.  Esto abarca a todo el espectro empresarial. Las nuevas regulaciones y estándares más exigentes en países desarrollados en cuanto a diseño de productos y procesos, permitirán una ola de innovaciones en las industrias locales. Así el sector exportador deberá acelerar sus procesos de trazabilidad de huella carbono para poder mantenerse en mercados donde la temática del cambio climático es un hecho que afecta ya las decisiones de los consumidores. La sostenibilidad no será solo un costo o barrera a vencer; será una oportunidad  de crear nuevos productos, de diferenciarlos, y ciertamente abrirá nuevos mercados y ampliará los horizontes de las industrias. Todas estas actividades, que en primera instancia aparecen como reductoras del uso de energía, implican hechos aún más profundos. Chile deberá mejorar su coeficiente en Investigación y Desarrollo de 0,4% del PIB, incentivando una mayor proporción de gasto privado en este ítem. Así se fomentará la innovación en campos disímiles y en locaciones geográficas diferentes. Ya en nuestro país existen entes públicos y privados especializados en fomentar el cambio industrial que impondrán estas nuevas exigencias a nivel global.
 

También las actividades de sustentabilidad realizadas a través de la figura de la Responsabilidad Corporativa, tendrán cada vez más componentes de sustentabilidad social: por parte de grandes firmas deberán haber condiciones adecuadas a las PYMES a través de la cadena de abastecimiento, salarios adecuados a la rentabilidad y competitividad de la industria, y procesos de producción de bajo impacto ambiental, entre otros.  Las Facultades de Economía y Negocios deberán ir incorporando estos nuevos elementos en sus programas, para así desarrollar habilidades que sean necesarias en el nuevo "constructo innovador" que deberá ocurrir en las empresas.
  

Publicado en Estrategia.