El Académico del Departamento de Administración de la FAE-USACH, Gregorio Peréz Arrau, publico un artículo en la revista RHManagement edición 64, del mes de Diciembre 2012.
En el último tiempo, la gestión del conocimiento se ha convertido en uno de los temas más populares dentro de la administración de empresas. Esta se refiere a un esfuerzo deliberado por administrar el conocimiento de la fuerza laboral de una organización. Dentro de la gestión del conocimiento algunos de los términos más conocidos son la transferencia de conocimiento, comunidades de práctica, trabajadores del conocimiento, aprendizaje organizacional, etc., los que poco a poco se han ido integrando al repertorio de especialistas en recursos humanos y líderes de todas las áreas de la organización.
Es en este contexto donde Matt Alvesson vuelve a proponer una mirada distinta y crítica que, en este caso, apunta hacia el concepto de conocimiento en sí mismo. ¿Es realmente conocimiento lo que se maneja en las organizaciones? ¿Qué es realmente lo que distingue a los trabajadores del conocimiento? ¿Es posible hacer uso racional del conocimiento organizacional con el propósito de generar valor? Dentro de la visión más crítica de Alvesson, el concepto de conocimiento es visto como algo ambiguo difícil de aprehender racionalmente, bastante lejano al constructo funcional, confiable y útil que proyecta la literatura popular de management. Por el contrario, el autor sostiene que una aproximación desde la disciplina de la administración merece, al menos, una revisión desde el punto de vista epistemológico.
En uno de sus libros (Knowledge Work and Knowledge-Intensive Firms, 2004) Alvesson plantea que el llamado trabajador del conocimiento (knowledge worker) tiene poco que ver con el conocimiento en sí mismo, sino que, más bien, corresponde a un discurso construido socialmente por los actores por medio del cual se busca crear una imagen y una identidad de conocedor, que además incluye el uso de simbolismos y el manejo político. El trabajador del conocimiento no sólo tendría esa condición por sus conocimientos, sino que también por la creación de una imagen que lo respalda. En otras palabras, para ser experto no sólo hay que saber, sino que hay que parecer experto. ´De este modo, el conocimiento no sería algo "objetivo" manipulable sujeto a ser explotado a voluntad, sino que correspondería a una constructo complejo que incluiría aspectos sociales y culturales.
A partir de lo anterior uno podría preguntarse por la necesidad real e impacto de aplicar gestión del conocimiento en una empresa, sobre todo considerando que el uso del conocimiento resulta bastante esquivo de ser administrado. Al respecto, habría que señalar que si bien la gestión del conocimiento no es la administración pura y simple del conocimiento como a menudo se nos trata de hacer creer, sino que de una maraña compleja de variables dentro de las cuales el conocimiento sería tan sólo una de ellas, en la práctica ésta ha resultado ser una herramienta eficaz en el manejo de los recursos intelectuales de la organización. Más aún, conforme vayamos avanzando hacia la sociedad del conocimiento, las organizaciones deberán hacer de la gestión del conocimiento un tema prioritario.
Publicado en RH Management
Diciembre 2012