Después de la Segunda Guerra Mundial, diez países de Europa Central y Oriental pasaron a formar parte de un sistema económico socialista al estilo del bloque soviético, caracterizado por la propiedad pública de todos los factores de producción, un fuerte control político, una participación dominante del comercio intra-COMECOM y una economía planificada, cuya toma de decisiones era centralizada, utilizando incentivos materiales y morales para motivar a los agentes económicos.

Polonia y Hungría tuvieron un sistema socialista con una mayor proporción de decisiones descentralizadas y algunas actividades con ciertos mecanismos de mercado.

En 1989, el sistema socialista colapsó pacíficamente en los países de Visegrád: República Checa, Eslovaquia, Polonia, Hungría y Eslovenia, y también en los países del Sur: Rumania y Bulgaria.

En 1991, ese proceso concluyó con el colapso de la Unión Soviética y la independencia de los países del Báltico: Estonia, Letonia y Lituania.

Desde entonces, estos diez países adoptaron economías caracterizadas por la propiedad privada y sistemas de mercado, que constituyeron un cambio completo a sus economías.

Revisa la opinión del académico del Departamento de Economía de la Facultad de Administración y Economía Usach, Dr. José Noguera.