Dada
la creciente participación de los mutuos hipotecarios (el
financiamiento de la vivienda es asegurado a una tasa fija conocida
ex-ante por el deudor), ha disminuido en el último tiempo la demanda de
financiamiento de viviendas a través de las letras hipotecarias que se
subastan en el mercado. Esto obedece básicamente a las restricciones de
liquidez, producto de la crisis doméstica.
La
nueva normativa permitiría que las entidades bancarias ofrezcan una
tasa de interés variable o fija mixta en las letras hipotecarias, como
es en la actualidad que opera el mutuo hipotecario. Además, cabe
destacar que los mutuos son relativamente más caros en términos de
tasa, pero aseguran un alto valor de la cobertura en el costo de la
vivienda. Así, la nueva normativa, reconociendo este hecho, crea una
nueva categoría de letras la cual permite un financiamiento mayor al
75% (el máximo para financiamiento vía letras hipotecarias) del menor
valor entre el precio de compraventa y el valor de tasación. Esto lo
pueden llevar a cabo los bancos con mayores niveles de solvencia y
considerando los resguardos regulatorios. Así, en esta nueva modalidad
de letras hipotecarias, las personas evitan créditos de enlace
(generalmente de consumo y de alto costo financiero en el corto plazo)
para suplementar lo que las letras descontadas en el mercado, no
alcanzan a suplir en la adquisición total de la vivienda. De esta
forma, bajará el costo financiero neto de adquisición de viviendas, se
introduce más competencia a los mutuos hipotecarios (estas nuevas
letras modificadas se parecerían más a los "mutuos hipotecarios"), pero
dado los resguardos de solvencia, esto beneficiará a solo determinados
segmentos del mercado hipotecario. Las consideraciones de riesgo
sistémico son las que deberían imperar en este tipo de normativas, para
evitar el acceso al crédito fácil.
En
el mapa de la coyuntura actual, esta medida es consistente con el deseo
de la autoridad de reducir las tasas de interés a mediano plazo (sobre
los 5 años) para la adquisición de viviendas. Implícitamente se
reconoce con estas medidas que aunque las tasas de interés de largo
plazo responden a factores acerca de como se desempeñará la economía
(brecha gasto producto, inflación, etc) para tal período, un cambio en
la estructura regulatoria ("letras hipotecarias asemejándose más a
los mutuos") podría provocar un crecimiento mayor en la demanda
hipotecaria. Esta última se ha visto resentida como resultado de la
crisis.
Publicado en Columna Digital