El Centro de Políticas para el Desarrollo de la FAE es parte del grupo de expertos que analizan el impacto de la "enfermedad holandesa" en Noruega, Chile y España.
Como parte de un proyecto sobre la enfermedad holandesa, el Centro de Políticas para el Desarrollo FAE, perteneciente a la Facultad de Administración y Economía (FAE) de la USACH, sostuvo una reunión de trabajo con los directores del proyecto: "Comercio internacional, materias primas y enfermedad holandesa: estudios comparativos de Argentina, Chile y Noruega", de los profesores Doctor José Manuel García de la Cruz y Ana María del Sur Mora, ambos de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid.
(izq. a der.) El Coordinador Académico del Centro de Políticas para el Desarrollo FAE, Andrés Palma Irarrázabal; el economista de la Universidad Nacional del Nordeste de Argentina, Matías Hisgen;la académica de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid, Ana María del Sur Mora; la Decana de la FAE, Silvia Ferrada Vergara; el Oficial de Asuntos Económicos de la CEPAL, Jean Acquatella; y el académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid, Doctor José Manuel García de la Cruz (Fotografía Gentileza de Comunicaciones USACH, Hugo Salas).
La recepción de los invitados estuvo a cargo del Coordinador Académico del Centro de Políticas para el Desarrollo FAE, Andrés Palma Irarrázabal, quien junto con recibir a los profesores españoles, saludó a los economistas Lucas Ferrero y Matías Hisgen, ambos de la Universidad del Nordeste de Argentina, y a Jean Acquatella, Oficial de Asuntos Económicos de la CEPAL. En tanto, la bienvenida oficial a los invitados fue otorgada por la Decana de la FAE, Silvia Ferrada Vergara, a los visitantes extranjeros.
Los expertos del proyecto de investigación durante su jornada de trabajo (Fotografía de Periodista FAE, Claudia Montero L.).
La dirección del proyecto estuvo a cargo del Doctor García de la Cruz, quien destacó que "el principal objetivo de este proyecto es analizar los riesgos que las economías de Argentina, Chile y Noruega padezcan de la enfermedad holandesa". Respecto a los resultados esperados, "acordaremos aplicar la misma metodología cuantitativa y evaluar las posibilidades de transferencia de buenas políticas entre los países analizados", destacó el español.
El Coordinador Académico del Centro de Políticas para el Desarrollo FAE, Andrés Palma Irarrázabal, durante su presentación (Fotografía de Periodista FAE, Claudia Montero L.).
Entre los principales aspectos en que los expertos se centrarán en sus próximos trabajos están "los efectos económicos de la enfermedad holandesa, la temporalidad y anticipación de sus efectos y las políticas de estabilización o desarrollo posibles de abordar a partir de lo estudiado", resumió el Doctor García de la Cruz.
Los participantes del proyecto fueron saludados por la Decana de la FAE (Fotografía de Periodista FAE, Claudia Montero L.).
¿Qué es la enfermedad holandesa?
La noción de enfermedad holandesa se originó en 1977, cuando la revista "The Economist" acuño el término para referirse al impacto de la bonanza generada en Holanda por el descubrimiento de gas natural en el Mar del Norte en 1959. En la actualidad, se utiliza el término para un país que encuentra un recurso natural, sorpresivamente, como una nueva y milagrosa fuente de riqueza.
Los economistas Lucas Ferrero y Matías Hisgen, ambos de la Universidad del Nordeste de Argentina, durante su presentación (Fotografía de Periodista FAE, Claudia Montero L.).
La realidad chilena fue expuesta por el profesor de la FAE, Andrés Palma Irarrázabal, quien contextualizó la situación histórica y actual del cobre en nuestro país. "Tras el año 2004, el cobre comenzó a situarse por sobre los ingresos de tendencia razonable. Sin embargo, nadie nunca ha logrado predecir el precio del cobre, ni en el corto ni largo plazo. Asimismo, otro metal a considerarse es el molibdeno, que cumple un papel protagónico ante otros metales extraídos". Respecto a nuestra materia de estudio, "pienso que no sufrimos de enfermedad holandesa, o bien, que está bajo control o dominada, en el caso de Chile", concluyó el experto del Centro de la FAE.
Otro de los momentos durante la jornada de trabajo (Fotografía de Periodista FAE, Claudia Montero L.).
El segundo caso a analizar fue Argentina, cuya asociación con la enfermedad holandesa está radicada en sus principales productos agrícolas o cultivos de exportación como la soja, el maíz y el trigo. "La fuerte asociación entre la evolución del tipo de cambio real y los precios de estos productos agrícolas hacen creer que sí estamos ante la presencia de este fenómeno en Argentina", aseguraron Lucas Ferrero y Matías Hisgen.
(izq. a der.) Última fotografía al cierre de la reunión de trabajo con el Coordinador Académico del Centro de Políticas para el Desarrollo FAE, Andrés Palma Irarrázabal; la académica de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid, Ana María del Sur Mora; el economista de la Universidad Nacional del Nordeste de Argentina, Matías Hisgen; el académico de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad Autónoma de Madrid, Doctor José Manuel García de la Cruz; y el economista de la Universidad Nacional del Nordeste de Argentina, Lucas Ferrero (Fotografía de Periodista FAE, Claudia Montero L.).
En tanto, el tercer país a analizar fue Noruega con su extracción de petróleo. Durante la conversación de trabajo, los presentes acordaron que este país escandinavo, hasta la fecha, ha sabido evitar exitosamente la enfermedad holandesa en su economía, decidiendo que el uso de esta riqueza natural fuera para toda la sociedad como para sus instituciones sólidas, implementando una política económica exitosa sin enfermedad holandesa. "Son un ejemplo para muchos países en donde este mal es evitable", sostuvo Ana María del Sur Mora.
El encuentro finalizó con la discusión del esquema del informe final y la evaluación de las tareas pendientes a realizar por parte de los miembros del proyecto.
Por Claudia Montero Liberona