Jorge Melgarejo
Alumno Ing.Comercial Usach

La educación en Chile debería ser un tema prioritario para el desarrollo del país. Más allá de la retórica, se necesitan métricas para certificar de manera concreta la calidad de la educación. No basta con medir la educación solamente a través del Simce, el cual en muchos casos es manipulado. Debemos dirigirnos en la senda de un ranking integral de educación básica y media. Este instrumento debería contener variables como transparencia (estados financieros auditados y públicos para la comunidad), rotación de profesores, calidad de infraestructura, profesores destacados en la evaluación docente, calidad de planes de enseñanza, grado de cumplimiento de objetivos mínimos propuestos por el Ministerio de Educación, y puntaje promedio Simce y PSU. De esta forma los padres podrán elegir en que establecimiento educan a sus hijos, obteniendo información objetiva más allá del marketing de colegios que prometen buen puntaje Simce dentro de la comuna. El rol del Estado debe ser informar y fiscalizar el cumplimiento. La certificación de calidad del sistema ha ayudado a países como Corea del Sur a dar el gran salto hacia el desarrollo, y Chile también puede hacerlo. El Ranking Público con variables objetivas ayudaría a disminuir la gran asimetría de información existente en el mercado y contribuiría a la efectividad de la enseñanza chilena elevando los pobres estándares actuales.

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