Como parte de la serie de reuniones que la comunidad de gestión del conocimiento realiza bimensualmente, la Facultad de Administración y Economía de la USACH abrió sus puertas para la realización del taller-simulación "La isla de los pájaros".
Como parte de la serie de reuniones que la comunidad de gestión del conocimiento realiza bimensualmente, la Facultad de Administración y Economía de la USACH abrió sus puertas para la realización del taller-simulación "La isla de los pájaros".
Integrado por el académico del Departamento de Administración de la Facultad de Administración y Economía de la USACH, Gregorio Pérez, la comunidad de gestión del conocimiento es una agrupación conformada principalmente por profesionales especialistas en manejo de información, gestión de recursos humanos, formación y capacitación y gestión de proyectos, de organizaciones del sector público y privado que tiene como objetivo aprender e interactuar con respecto a este tema.
El pasado 25 de julio , esta comunidad realizó en la FAE el taller-simulación "La isla de los pájaros" el que tenía como objetivo mostrar a los integrantes de las distintas organizaciones , como Telefónica, Endesa, Antofagasta Minerals, miembros del Poder Judicial, entre otras, el impacto real y medible del conocimiento sobre los resultados del negocio.
Pérez comenta que esta experiencia práctica tuvo un impacto directo en la manera en que las personas perciben su trabajo diario y la forma en que el conocimiento puede ayudar a incrementar los resultados positivos. En ese sentido "El taller tenía el objetivo de hacer evidente la importancia de los intangibles a través de una actividad lúdica de trabajo en equipo", señaló el académico de la FAE. Se dividió a los asistentes en equipos con una misma misión, construir una torre para alcanzar los pájaros que volaban a cierta altura. Cada grupo debía construir de acuerdo a sus conocimientos una torres para lograr este objetivo.
"El objetivo de cualquier actividad de aprendizaje efectiva no consiste en darles a los participantes cosas que saber o aprender sino cosas que hacer, tareas que resolver para las que tendrán que aprender cosas que no saben. Y como la mejor manera de aprender es haciendo, la tarea consistió en que, a partir de una serie de materiales suministrados a todos los equipos por igual, debían construir una torre lo más alta posible. La tarea no solo era nueva sino lo suficientemente genérica como para que todos pudiesen participar", explicó Javier Martínez, creador de la agrupación.
Aunque todos los equipos tenían los mismos materiales, las personas y sus experiencias eran todas diferentes. Mientras algunos grupos dedicaban tiempo a discutir posibles opciones de diseño (sopesando el compromiso entre la altura y la estabilidad), otros grupos comenzaban rápidamente a construir, mientras otros mostraban tímidas señales de intentar organizar el trabajo. Eso sí, finalizado el tiempo, todos los equipos fueron capaces de levantar su torre.
Luego de estudiar las torres que construyeron los otros grupos, pudieron cambiar diseño y estructura para lograr hacerla más alta y resistente. "Se les dio la posibilidad de cambiar la técnica y aprender de los otros grupos y experiencias. Lo único que cambió fue la gestión del conocimiento y el desempeño comenzó a mejorar", indicó Martínez.
Las principales conclusiones que arrojó el taller son, en primer lugar, que las organizaciones no consideran al conocimiento como un activo administrable debido a que desconocen la forma de manejarlo y carecen de estrategias para esto. "Al ver el resultado de la administración del conocimiento en una organización, los beneficios para la institución se ven a simple vista", agrega Martínez.
Otra de las conclusiones, según los organizadores, fue que para gestionar el conocimiento se deben instalar tres hábitos: reflexionar antes y después de una acción, sistematizar o documentar el conocimiento, compartir y colaborar.
La comunidad tiene contemplado trabajar en una plataforma tecnológica para que la interacción y experiencias de esta agrupación no sea sólo presencial. Estos espacios, agrega Gregorio Pérez, son fundamentales para demostrar que es fundamental compartir el aprendizaje para el progreso de las organizaciones.