Desde el año 2016 que esta instancia educativa se lleva a cabo en la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago de Chile y realizada por estudiantes de las carreras de Ingeniería Comercial y Administración Pública, quienes este año obtuvieron el premio RSU por su labor con la comunidad.
Desde el año 2016 que esta instancia educativa se lleva a cabo en la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago de Chile y realizada por estudiantes de las carreras de Ingeniería Comercial y Administración Pública, quienes este año obtuvieron el premio RSU por su labor con la comunidad.
El Premio RSU de la Universidad de Santiago de Chile, es una distinción que hace esta área de la universidad, respecto a iniciativas que han tenido mínimo dos años de existencia y que reflejan los valores y la visión institucional. Es precisamente por representar los valores de la casa de estudios estatal, que este año, recibió el premio el Taller de Alfabetización Digital del Adulto Mayor, que realizan estudiantes de la Facultad de Administración y Economía de la USACH.
El premio fue entregado a esta organización de jóvenes, porque el proyecto que realizan es percibido por la universidad como un aporte a la construcción de una sociedad más justa, encarnando los valores del Alma Mater.
"Recibir este premio significa un logro, creo que estos premios te hacen querer seguir haciendo esto. Muchas veces la carga académica, problemas personales u otras dificultades que nacen, hacen que uno esté con la cabeza puesta en otros lugares, entorpeciendo las actividades habituales, pero cualquier proyecto en que uno esté inmerso, sea cual sea, si uno está comprometido, se nota", explica Javier Ortíz, uno de los integrantes del taller.
"Creemos que, proyectos bidireccionales como estos, deben estar en la universidad, donde sabemos que- si bien existen estudiantes que hacen talleres e intervenciones en los alrededores- creo que aún falta más, formalizando esto y dotándolo de forma más cohesionada. Este premio nos muestra, que hay que seguir trabajando, dándole más sentido de pertenencia al proyecto y que sea convocante", agrega.
Este semestre se está realizando la quinta versión de este taller y a juicio de Ortíz, la evolución ha sido considerable. "La acumulación de experiencias, frustraciones, alegrías y conocimiento ha hecho develar harto que aprender. Cada versión nueva, hacemos un diagnóstico y vemos en qué poder mejorar, según las necesidades que se van presentando en cada grupo nuevo de participantes. Creo que la comunidad universitaria lo ha recibido bastante bien –pese a que, no tiene una difusión tan grande-, y por otra parte, las personas que están en el taller, han valorado mucho poder estar acá, ayudando a concebir a la universidad, no como un espacio lejano y técnico para ellos, sino más bien, un lugar que está interesado en vincularse con su entorno y quiere democratizar el conocimiento", puntualiza.
Las redes sociales, han permitido que esta taller se haya masificado a personas de distintas comunas, llegando a tener en la versión que se desarrolla actualmente una lista de espera de alrededor de 95 personas.
"Hay que empezar a dejar atrás, la visión de la vejez, como una etapa negativa en la vida y ponernos como rol esencial de la sociedad, mejorar sus condiciones y en este caso, entregarles las herramientas básicas requeridas para adaptarse a un ritmo de vida cada vez más digital y acelerado. El impacto va más allá de recibir un cierto manejo computacional, es poder mejorar su autopercepción de que nunca es tarde para aprender", asegura el estudiante de Administración Pública de tercer año.
La principal proyección que tiene este taller es poder seguir en la dinámica de disminuir la brecha de conocimiento digital que existe en la población, con especial énfasis, en personas de tercera edad. "Ya han pasado 90 personas por este curso y queremos abarcar más. Pretendemos poder hacer en un futuro –si es que la infraestructura nos permite-, dos versiones que impliquen: uno, un nivel básico que ya se ha hecho y otro, que sea más avanzado, pudiendo contactar a las personas que ya han estado, para hacer una especie de continuidad", dice Ortíz.
Con respecto a la investigación en estos temas, a la organización le interesa participar con los conocimentos adquiridos. Este año, Diego Palma, Katherine Celle, Cinthya Vilo y Gustavo Marschhausen; quienes participaron en el Congreso Iberoamericano "Educación y Personas Mayores" organizado por la Universidad Católica. "Este fue un paso inicial para crear contenido de investigación a partir de la realización de estos cursos. Y es que, en cada versión que tenemos, hay muchas personas participantes de juntas de vecinos, centros de madres, grupos folclóricos, asociación de pensionados o participantes en mesas ejecutivas de derechos para el adulto mayor, que tienen mucho que aportar al debate del cómo participar en espacios de la sociedad y qué en ocasiones –lamentablemente- no están considerados. Eso ha sido motivo suficiente de querer averiguar sobre temas que sean atingentes a ellos, queriendo hacer en un futuro, un próximo seminario con respecto a visibilizar demandas comunes. Sería muy interesante que estudiantes de la universidad escuchemos estos temas. Tenemos una población activa de personas mayores, pero muchas veces, no tienen los espacios suficientes para poder desenvolverse", concluye Javier Ortíz.
"El decanato de la FAE, se alegra de este reconocimiento como programa sello RSU. Ha sido el esfuerzo de los alumnos de la facultad por visibilizar a los adultos mayores, que no tienen todos los recursos y espacios para materializar sus deseos de aprender y de conocer nuevas personas en este entorno universitario. Es vincular la universidad con su entorno comunitario, y así poder ser parte de este hermoso proyecto", expresa el profesor Francisco Castañeda.
El académico indica que "lo más importante, es que este tipo de actividades con un fuerte contenido social (en este caso los adultos mayores) generan en ellos el sentido de pertenencia, de valoración, y sobre todo de sentirse parte de una comunidad que los acoge e incluye. Al mismo tiempo, estos alumnos de la FAE en este proyecto, y con las buenas prácticas que se desprenden de este, son un ejemplo de cómo se puede ser estudiante universitario y al mismo tiempo estar consciente de las dinámicas sociales y lo mas importante, impactando constructivamente en la solución de estas problemáticas", finaliza Castañeda.