Cuatro destacados exponentes a nivel nacional en estas materias realizaron el coloquio, oportunidad en la que estudiantes de la Universidad de Vanderbilt conocieron detalles sobre la economía chilena, entre ellos la desigualdad social y económica, la contaminación que produce el cultivo del salmón en el país y la historia económica y el crecimiento nacional.
Cuatro destacados exponentes a nivel nacional en estas materias realizaron el coloquio, oportunidad en la que estudiantes de la Universidad de Vanderbilt conocieron detalles sobre la economía chilena, entre ellos la desigualdad social y económica, la contaminación que produce el cultivo del salmón en el país y la historia económica y el crecimiento nacional.
El pasado 5 de marzo, el Magíster en Gerencia y Políticas Públicas de la Facultad de Administración y Economía de la USACH junto a la Universidad de Vanderbilt, realizaron el "Coloquio Internacional crecimiento sustentabilidad y desigualdad" en dependencias de la Universidad de Santiago de Chile.
Un grupo de estudiantes de distintas nacionalidades, entre ellos de Nepal, Paquistán, India, Honduras, Estados Unidos, Venezuela, El Salvador, China y Corea del Sur, quienes cursan la maestría en Desarrollo Económico en la Universidad de Vanderbilt; vinieron a conocer Chile para revisar en terreno las distintas actividades económicas de nuestro país.
Dentro de sus actividades, el coloquio fue una didáctica entrega de conocimientos para advertir realidades chilenas como los problemas de la industria del salmón, el crecimiento y la desigualdad en Chile durante el siglo XX, las políticas en la lucha contra la pobreza durante los gobiernos de la Concertación y el uso del espacio urbano en Santiago y la desigualdad social.
En la oportunidad Flavia Liberona, directora ejecutiva de la Fundación Terram; Gonzalo Martner, director del programa académico; Andrés Palma, exministro de Planificación Nacional y Rodolfo Jiménez arquitecto y académico de la USACH; expusieron estos temas de la contingencia nacional.
Flavia Liberona, directora ejecutiva de la Fundación Terram, comenzó el coloquio con su ponencia "Crecimiento económico y medio ambiente. Los problemas de la industria del salmón en Chile", donde explicó los tipos de salmón que se cultivan en Chile y su procedencia foránea, lo que los hace una especie introducida que depreda el resto de las especies marinas nativas. Así comienza el problema ambiental de este tipo de cultivo marino, pues el crecimiento explosivo de esta industria entre 1990 y 2017 ha traído un sinnúmero de consecuencias al mar de las tres regiones donde se cultivan: la Región de Los Lagos, de Aysén y la de Magallanes.
Esto debido al uso excesivo de sustancias químicas y antibióticos que cambian la condición orgánica del agua, haciendo que se acumulen sedimentos en el fondo por las fecas de los peces y por los restos de alimentos que quedan depositados.
Esto se ve agravado por una falta de planificación respecto a la gran cantidad de concesiones que el estado ha otorgado a empresas que no siempre cumplen con buenas condiciones laborales. Junto con esto, la fiscalización es nula, pues los mecanismos fiscalizadores no cuentan con herramientas para poder realizar su trabajo y utilizan lanchas de las mismas empresas para hacer los recorridos en las piscinas de cultivos.
Respecto a la exportación de este producto, Liberona indicó que "las exportaciones de la industria salmonera de Chile marcan la tendencia dentro de las exportaciones pesqueras nacionales y los principales países que le compran salmón a Chile son Japón, Brasil y Estados Unidos. Los mercados más exigentes no consumen salmón chileno, debido a la mala calidad del producto".
La ponencia del Dr. en Economía y director del Magíster en Gerencia y Políticas Públicas de la FAE USACH, Gonzalo Martner, "Dinámicas de crecimiento y desigualdad en Chile durante el Siglo XX"; prosiguió la jornada , indicando que Chile tiene el más alto PIB de América Latina. Su exposición fue enfocada en cómo llegó Chile a ser lo que es, siendo que América Latina ha bajado casi a la mitad la participación en la economía mundial y Chile ha aumentado ese porcentaje.
El economista destacó que el gasto público o la responsabilidad del Estado deberían tener incidencia en el aumento del PIB, es decir, a mayor Estados, mayor crecimiento. "El crecimiento del PIB en Chile desde 1960 ha tenido ciclos recurrentes y las peores recesiones se produjeron en 1975 y 1983 bajo los Chicago Boys, pero hubo recesiones en 1999 y 2009", expresó Martner, agregando que Chile ha disminuido la brecha del PIB con EE.UU. desde 1990 y tiene hoy la menor brecha de América Latina.
Entre los aspectos positivos que destaca Martner del crecimiento en Chile durante el Siglo XX, está el retroceso de la pobreza y los progresos sociales que están entre los mejores de América Latina en diversas materias. También destacó la esperanza de vida al nacer como uno de los indicadores más relevantes del progreso.
"La esperanza de vida al nacer, refleja una parte significativa de las condiciones de vida de la población y no solo de los más ricos, como en buena medida ocurre con el PIB por habitante en condiciones de concentración del ingreso. Esta esperanza de vida aumentó (6,2 años) entre 1990 y 2017 y pasó de 73,7 años a 79,9 años, la tasa más alta de América Latina (después de los 80,2 años de Costa Rica y los 80,1 años de Cuba)", sostuvo el académico, destacando la disminución en la tasa de mortalidad de los niños y niñas menores de un año y la tasa de mortalidad por homicidios, indicadores que demuestran baja de la pobreza y criminalidad.
Sin embargo, hay factores negativos en todo este proceso, tal como la caída del crecimiento que trae consigo una pobreza multidimensional, la que alcanza a uno de cada cinco chilenos. Existe una muy alta concentración del ingreso monetario. "El 1% más rico concentraba un tercio del ingreso en 2013, según cálculos del Banco Mundial, una de las mayores concentraciones del mundo. La desigualdad medida por sucesivas encuestas de ingresos, que no captan bien la riqueza del 1%, bajó de un coeficiente de Gini de 57,2 en 1990 a uno de 47,7 en 2015 (según el Banco Mundial a partir de las encuestas CASEN). La desigualdad de género es muy superior al promedio OCDE", concluyó el director del Magíster en Gerencia y Políticas Públicas de la USACH.
Por su parte, Andrés Palma, exministro de Planificación Nacional, en su intervención denominada "Políticas en la lucha contra la pobreza en los gobiernos de la Concertación", mostró a los presentes diversos gráficos en los que demostró el porcentaje de personas que viven en pobreza entre 1990 y 2013, la reducción del porcentaje de pobreza y los efectos de crecimiento y redistribución y los ingresos per cápita con transferencia e impuestos durante el año 2011.
El diagnóstico, avalado por Encuestas de Panel, reveló que más de un tercio de las familias chilenas (casi un 40%), enfrentaría en su vida episodios de pobreza. Las principales causas recurrentes serían la pérdida de empleo, la ruptura del núcleo familiar con abandono de la mujer y algún episodio de salud catastrófica.
Por lo tanto, a juicio de Palma, dentro de las principales políticas en la lucha contra la pobreza de los gobiernos de la Concertación están el crecimiento, la continuidad y estabilidad, la incorporación de la mujer al empleo, las políticas de vivienda social, el mejoramiento de las pensiones, las mejoras en la salud pública y el incremento de la participación en educación preescolar y superior.
Finalmente, el arquitecto y académico de la Universidad de Santiago de Chile, Rodolfo Jiménez en su exposición denominada "Uso del espacio urbano en Santiago y desigualdad", comenzó entregando a los asistentes una reseña histórica sobre la construcción de ciudades desde la fundación de Santiago en 1552. "La segregación espacial en Santiago surge desde la Colonia, ya que las familias españolas y sus descendientes se ubicaban al sur del río Mapocho y los indígenas al norte del río Mapocho en la chimba", indicó el arquitecto, agregando que Santiago hacia el 1900 sigue con su expansión hacia el sur y la clase alta se mantiene en torno al centro de la ciudad, mientras que las clases populares se van ubicando hacia la periferia de la ciudad.
Hacia 1930, como muchas ciudades latinoamericanas, el centro de Santiago experimentó, durante el siglo XX, primero un empobrecimiento de su población y luego un progresivo despoblamiento.
"En primera instancia, la comuna central fue abandonada por los sectores acomodados, que en búsqueda de un nuevo modelo suburbano —la ciudad jardín— y gracias a las posibilidades que daba el automóvil, se trasladaron al oriente de la ciudad hacia las nuevas comunas de Providencia y Ñuñoa y luego hacia Las Condes", puntualizó.
El proceso de crecimiento de la ciudad de Santiago de Chile, entre 1940 y 1960 es muy similar al que han vivido casi todas las grandes ciudades alrededor del mundo a partir de la revolución industrial, cuando las sociedades hicieron un transito desde una economía rural-agrícola hacia otra industrial, urbana y mecanizada.
"El desplome de la industria salitrera en el norte del Chile que dejó 60.000 desempleados, sumada a la gran depresión de 1929 que provocó una fuerte caída de las exportaciones agrícolas dejaron cerca de 300.000 desempleados en el país. Esto se tradujo en una fuerte migración hacia Santiago que provoco un crecimiento acelerado de la ciudad pasando de menos de un millón de habitantes en 1940 a 2.133.252 en 1960", agregó Jiménez.
En la actualidad Santiago ha tenido un crecimiento constante hacia las comunas periféricas, donde vive la mayor parte de la población de clases medias y bajas, que no cuentan con infraestructura urbana y servicios suficientes.
Se han ensayado débiles intentos por generar subcentros y mejorar la conectividad; sin embargo, quedan aislados del progreso, debido a que sus comunas no cuentan con recursos necesarios, como acontece hacia las comunas del sector nororiente.
"La nueva segregación urbana está dada por la hiperdenseficación de zona céntricas, los denominados guettos verticales, un fenómeno inédito en la historia del urbanismo chileno definido por la intensa densificación residencial aparentemente sin restricciones normativas y con departamentos de reducida superficie vendidos a familias de clase media baja en comunas pericentrales de Santiago de Chile", concluyó el arquitecto.