La nefasta intervención de los geysers del Tatio (San Pedro de Atacama) por la empresa que conforman ENAP-Codelco y la italiana ENEL (Empresa Geotérmica del Norte), pone de manifiesto los graves riesgos de agencia que se desarrollan al amparo estatal.

    Vamos por parte. Las actividades turísticas altamente productivas que se desarrollan en la zona de San Pedro de Atacama han permitido dotar de un dinamismo propio a esta zona. Esto ha consolidado inversiones hoteleras, de alimentación y transporte, pasando por la constitución de microempresas y cooperativas apoyadas por Sercotec y otros organismos del Estado, que buscan participar en el excedente económico que se genera. Esto produce una gran actividad económica, que permite el empleo directo e indirecto de las comunidades locales y, por cierto, las dota de una gran conciencia de protección de los vestigios arqueológicos, así como de los atractivos naturales. Aunque la empresa Geotérmica del Norte esté en la fase inicial de prospección, contando con la autorización de Bienes Nacionales, y de que hayan pagado los seguros correspondientes (¡2 mil UF!) para perforar la zona de los geysers (cuatro pozos deben ser perforados) y así prospectar la posibilidad de potencial geotérmico, los resultados preliminares han sido desastrosos: decaimiento del flujo de agua en los geysers, además del descontrol de un geyser artificial.

    Aquí hay varios problemas graves: ¿cómo la Corema autoriza la prospección geotérmica en una zona de alto impacto turístico con el consiguiente perjuicio económico para las comunidades atacameñas? Es cierto que el país debe diversificar su matriz energética, incorporando la energía geotérmica, pero el precio a pagar por esto no puede ser a costa de destruir una industria establecida, que claramente genera efectos positivos no perjudiciales sobre la región. Además, esta intervención es aledaña a reservas naturales, que tienen un equilibrio ecológico precario, necesario de preservar. El daño potencial puede ser irreversible en términos de alterar y afectar negativamente la actividad natural de los geysers actuales. ¿Qué valor de la póliza de un seguro cubrirá esto en caso de que se confirme un daño irreversible?

    Respecto del doble rol del Estado en este caso, hay un claro conflicto de agencia y dualidad de intereses al ser regulador a través de las denominadas Bases del Medio Ambiente y Coremas locales y por otro lado ser emprendedor energético.

    La necesidad de mantención de actividades productivas sustentables y descentralizadas en regiones (el actual rol de Sercotec y Corfo) potencia el empleo y el excedente económico de largo plazo. Esto beneficia a las comunidades locales, las que dependen en una única medida del atractivo turístico. Al contrario, seguir la extracción de energía geotérmica afectará el flujo de visitantes extranjeros y chilenos, mermará las posibilidades de desarrollo y empleo local y, sobre todo, dañará el equilibrio ecológico y la escasa cantidad de agua existente en la zona (principal temor de los pueblos atacameños).

    El Estado debe actuar en consecuencia, declarando los geysers del Tatio bienes públicos restringidos (prohibiendo la explotación geotérmica en esta zona), de modo que sigan siendo parte fundamental de la cadena de valor turística de San Pedro de Atacama.

Publicado en La Nación y todopolitica.cl