El Presidente Piñera se comprometió a un "Nuevo Trato" con los trabajadores, al rescatarse al último minero. Los ingentes recursos del Estado, sumado al aporte de particulares, y en combinación con las nuevas tecnologías, ingeniería y tenacidad, permitieron salvar las vidas de los mineros.
Pero hay que reflexionar en base a causas y efectos de este hecho. ¿Qué permitió que ellos fueron sepultados en vida?, ¿cuál fue el rol de la regulación del sector?, ¿qué responsabilidad le cabe al gobierno anterior?, ¿Por qué el Ministro Golborne desechó los reclamos previos de los sindicatos?...hay muchas interrogantes. "El Nuevo Trato" con los trabajadores surge con forceps a raíz de este accidente.
Esto significa reconocer que el potencial de dinamismo económico del que goza la economía en las últimas décadas (particularmente el cobre), ha sido gracias al aporte de los trabajadores. Sin embargo, los déficit sociales acumulados en estos años (Gobiernos anteriores y Parlamentos incluidos en la co-responsabilidad) no se condicen con el "nuevo país" que se pretende ahora exportar al exterior: falta de seguridad en las faenas, incipiente red de protección social, clasismo rampante, y por sobre todo desigual distribución de los frutos económicos (mire solo el coeficiente Gini de Chile; se ha mantenido impertérrito en las ultimas décadas).
El Nuevo Trato deberá abarcar más recursos para fiscalización, tanto de faenas como de abusos laborales. El milagro es que la sociedad está dispuesta a poner presión por mejorías de condiciones laborales (seguridad, distribución equitativa de los excedentes económicos) más allá del límite físico del campamento de la mina San José, más allá del circo mediático.
Reconozcamos que el Presidente Piñera ha sido capaz de romper sus propios paradigmas; impuestos, termoeléctricas.......la Mina San José lo ha puesto nuevamente en otra encrucijada moral. El Milagro aún no concluye.
Publicado en El Mostrador.