Francisco Castañeda /Economista USACH
 

     He leído con interés las opiniones de Rodrigo de Castro (UDD) y Hernán Cheyre (Corfo) respecto a la innovación en Israel. Sin embargo, es necesario incorporar elementos adicionales a la discusión. Actualmente Israel invierte sobre el 4% del PIB en R&D (Investigación y Desarrollo), sin considerar el sector Defensa, mientras Chile apenas invierte el 0,7% del PIB (con la nueva metodología OECD apenas alcanza a 0,4% del PIB, aprox. 800 millones de dólares). También Israel es uno de los países del mundo en que el Estado más gasta en Educación (7%), mientras en Chile ese aporte es sólo el 2,7% del PIB. Respecto a la Educacion Superior en Chile, el aporte estatal es sólo 0,3% del PIB, mientras que el promedio en la OECD es 1% del PIB.

     En Israel sobre un 30% de la industria está en sectores de alta tecnología, lo que habla de un cambio estructural complejo desde la fase agrícola inicial hacia el establecimiento de una matriz de desarrollo más sofisticada.

      Israel, además, cuenta con un importante stock de capital social y de relaciones a nivel internacional que facilitan el intercambio de experiencias y presencia en las principales redes globales. Está también el factor geopolítico y una larga tradición científica, entre otros factores.

     Pero en relación a PYMEs, Israel sólo desde el año 1993 estableció la agencia "The Israel SMEs Authority", para realizar una contribución sistemática y coordinada a este sector. Existía evidencia previa (Nelson, 1993) de un gasto en R&D demasiado sesgado hacia grandes proyectos y con baja difusión hacia PYMEs (una de los objetivos de cualquier Sistema de Innovación).

    Además, el propio gobierno de Israel declara explícitamente que es primordial elevar la condición del profesor, fomentar el estudio de materias científicas y tecnológicas, y resalta como aspecto clave y promordial el otorgar igualdad de oportunidades a todos los jóvenes.

     Resumiendo: la cohesión social esta en la base de cualquier buen sistema de innovación para la competitividad y la visión debe ser sistémica: articulación productiva-educación, incentivos tributarios, gasto en R&D y en Educación, créditos de fomento productivo PYMEs, y sobre todo INCLUSIÓN SOCIAL.
 

Publicado en El Mostrador, Diario Financiero y USACH AL DíA