Francisco Castañeda
Economista USACH
En el corto plazo, las señales que este año la inflación convergerá al centro de la meta definida por el Banco Central (3,0%) aumentaría la probabilidad de intervención cambiaria por el Banco Central; existiría un mayor espacio para la intervención que hace algunos meses atrás. Otra herramienta a explorar es el encaje o impuesto a los flujos de capitales. De hecho, muchos países están ya aplicando controles e impuestos a los flujos de capitales para evitar la apreciación cambiaria y así proteger su sector exportador. Si Chile no lo hace, la posibilidad de estar ya incubando una burbuja de activos domésticos (bolsa, activos financieros, exceso de liquidez, relajamiento del crédito doméstico) es medianamente alta, con los efectos nocivos ex - ante y ex - post en la asignación de los recursos de la economía. El crecimiento del gasto interno, así como la sensación de mayor riqueza del año 2010 tendrían como contrapartida este creciente influjo de capitales, los cuales contribuyen con liquidez al sistema financiero en el corto plazo, pero no necesariamente redundan en ampliación de la base de formación bruta de capital de la economía. A mediano plazo, la autoridad debe propender a generar políticas industriales que permitan encadenamientos productivos, y así lograr un desarrollo territorial y regional más balanceado. Lo que está claro es que el actual ritmo de apreciación cambiaria pondrá mas presión sobre las políticas del Estado para contribuir a aliviar al sector exportador (sobre todo al más pequeño y disperso) a través de políticas que contribuyan a evitar la caída de productividad. También con esto se potencia el empleo de más largo plazo y de mejor calidad, contribuye a la descentralización, impulsa la innovación en diferentes sectores productivos, y sobre todo se pueden alcanzar mejores coeficientes de distribución de ingreso en el futuro.