"Universidades deben tener rol protagónico en la I+D"

Inversión en capital humano, transferencia tecnológica y conexión entre universidades y el mundo empresarial son algunos de los desafíos que debe abordar cualquier esfuerzo en esta materia, más allá del mero financiamiento, sostiene el académico de nuestra Facultad Guillermo Pattillo.

El reciente acuerdo alcanzado entre el gobierno y el Consejo de Rectores para fijar los nuevos criterios que regirán el concurso de Conicyt denominado Programa de Financiamiento Basal (PFB) reivindica el rol protagónico que históricamente le corresponde a las universidades chilenas en materia de investigación y desarrollo (I+D).
La eliminación de la disposición en virtud de la cual sólo podrían postular a los $9 mil millones del royalty que serán destinados a estos fines aquellos centros de investigación científica con personalidad jurídica independiente a la de las instituciones de educación superior, y que permitió el acercamiento definitivo de ambas partes, ratificó el hecho de que son las universidades las instituciones que debieran liderar la labor investigativa.
Sólo por mencionar un ejemplo de la estrecha vinculación entre I+D y universidad, cabe recordar que, del conjunto de investigadores de xcelencia que existen en el país en la actualidad, lrededor del 80% realiza su trabajo en el seno de eos planteles. En consecuencia, excluir a las universidades de este proceso de licitación de fondos, en momentos en que Chile dispone de recursos para profundizar la investigación científica, resultaba impensable.
Nuestro país presenta un gran déficit en materia de investigación, y para subsanarlo es de suma urgencia aunar esfuerzos. Una solución consensuada a este problema se traducirá en el mejoramiento de la productividad y en más crecimiento.

La brecha tecnológica
Existe acuerdo entre economistas y expertos en que uno de los factores que más incide en el aumento del ingreso per cápita de las naciones es el avance tecnológico.
Los países desarrollados así lo han demostrado: Mientras Chile sólo destina del orden de 0,7 puntos
del PIB a I+D, Finlandia emplea cerca de 4 puntos, Estados Unidos, 3 puntos, e Israel, 5.
Países emergentes como China, en tanto, han duplicado sus esfuerzos en investigación desde hace un par de años, llevando su gasto en I+D al 1,5 del PIB. Y naciones como Brasil y Argentina también destinan más del doble que Chile a estos fines.
Estas cifras nos hablan del gran impulso que necesitamos para ponernos al día. El financiamiento disponible es un elemento vital, pero cualquier esfuerzo requiere una mirada de mediano y largo plazo y una política clara en I+ D que también aborde desafíos pendientes, tales como:

Inversión en capital humano. Los países crecen porque acumulan recursos y mejoran la calidad y capacidades de capital humano. Al final el crecimiento del ingreso per capita depende en forma crucial de la capacidad de innovación que exista en la economía. Lograr ese objetivo pasa necesariamente por contar con un capital humano más calificado. Es central, entonces, aumentar la cantidad de personas con formación en ciencias en niveles de doctorado.
Las universidades tienen plena conciencia de la importancia de promover el crecimiento en la formación de capital humano en áreas críticas, como las ciencias básicas, y en otras menos consideradas, como Filosofía y Sociología.

Transferencia tecnológica. De nada sirve efectuar investigación científica de manera aislada. Resulta vital vincular a nuestros equipos de investigación con los centros de excelencia a nivel mundial para propiciar la transferencia tecnológica y nuevas miradas a problemas que nos ocupan.

Conexión entre universidades y el mundo empresarial. Aunque en nuestro país se han dado algunos pasos en esta línea, aún nos encontramos en un nivel incipiente. La interrelación entre las universidades y el mundo empresarial es un componente clave del proceso tecnológico chileno, especialmente si se busca mejorar nuestra oferta productiva. Para logralo se requieren esfuerzos de la autoridad, de las mismas universidades y de las empresas, primeras interesadas en aumentar su competitividad.