El pasado 6 y 7 de enero, el Centro de Políticas para el Desarrollo de la Facultad de Administración y Economía de la USACH realizó el seminario internacional denominado ¿Sudamérica en Crisis? en el que participaron destacados investigadores chilenos, argentinos, uruguayos, colombianos y venezolanos, quienes analizaron los conflictos sociales que se desarrollan en países sudamericanos, intentando aclarar los principales motivos de los estallidos y rebeliones en cada uno de estos territorios.
El pasado 6 y 7 de enero, el Centro de Políticas para el Desarrollo de la Facultad de Administración y Economía de la USACH realizó el seminario internacional denominado ¿Sudamérica en Crisis? en el que participaron destacados investigadores chilenos, argentinos, uruguayos, colombianos y venezolanos, quienes analizaron los conflictos sociales que se desarrollan en países sudamericanos, intentando aclarar los principales motivos de los estallidos y rebeliones en cada uno de estos territorios.
Organizado por el Centro de Políticas para el Desarrollo del Departamento de Gestión y Políticas Públicas de la FAE USACH, se realizó el 6 y 7 de enero de 2020 el seminario internacional "¿Sudamérica en Crisis?, instancia que reunió a destacado expertos de Chile, Argentina, Uruguay, Colombia y Venezuela, quienes analizaron los conflictos que se desarrollan en distintos países del continente, como el venezolano, colombiano, boliviano, chileno y argentino; y la experiencia exitosa de democracia que ha desarrollado Uruguay en la última década.
El director del Departamento de Gestión y Políticas Públicas, Dr. Gonzalo Martner, dio la bienvenida al seminario, indicado que la instancia tenía por objetivo analizar las situaciones contingentes que se viven en países vecinos a Chile y mirar con distintas perspectivas los hechos que han llevado a que la sociedad civil manifieste su descontento.
La primera jornada estuvo avocada íntegramente al análisis de los conflictos sociales y económicos de Sudamérica, comenzando con la ponencia del sociólogo venezolano asociado al Transnational Institute, Edgardo Lander, quién analizó la crisis venezolana en tres fases: la primera que se desarrolló a partir del 2006, la segunda en 2013 y la tercera en 2015.
"Desde que Hugo Chávez anuncia en el 2006 en el Foro de Porto Alegre que el proceso bolivariano era una revolución socialista, se produce una identificación del socialismo como Estado, lo que llevó a un incremento de mecanismos jurídicos institucionales de organizaciones populares. A partir de 2013, se pasa a otra fase en que ocurren acontecimientos de ruptura. Fallece Chávez, baja el precio del petróleo y Maduro, nombrado como sucesor gana elección con diferencia de 1.5% con la oposición. En 2015 se dan elecciones parlamentarias y ahí se produce un quiebre fundamental. La oposición gana elecciones, controla 2/3 de la asamblea y adquiere un gran poder y el gobierno se enfrenta a la disyuntiva de reconocer resultados y aprender a vivir con esa dualidad de poder", explicó Lander.
Además, analizó detalles de la crisis en la economía y cómo el PIB es la tercera parte de lo que era hace seis años. "La producción petrolera- que era de más de 3 millones de barriles- hoy está en torno a 700 mil. La inflación de 2018 fue de 130%, y el 2019 de diez mil %. Hoy la actividad económica venezolana, es una economía ilegal y criminal. Hoy hay mafias que controlan el territorio nacional, donde hay integrantes del ELN, de la guardia nacional, disidentes de la FARC y todo tipo de grupos armados de Venezuela que ejercen control sobre secciones de territorio", sostuvo el sociólogo, agregando que el salario mínimo en Venezuela en 1999 era de 307 dólares y hoy es de 2 a 4 dólares.
Luego fue el turno de Gerardo Ardila, de la Universidad Nacional de Colombia, quién se refirió al proceso de paz y a la movilización social en Colombia. Comenzó analizando la geografía colombiana y cómo ésta determina algunos de los problemas sociales, como la instalación de los carteles mexicanos y la violencia. Junto con esto, indicó que los problemas climáticos y medioambientales han afectado fuertemente a la zona geográfica y la diversidad de la población, que contempla 87 lenguas diferentes en el país, en su mayoría indígenas. "El actual gobierno del presidente Iván Duque ha tratado de arrasar con la memoria, destruyendo archivos históricos, museos, entre otros, con el fin último de aniquilar la historia del país. A esto se suma que los dueños de las haciendas tienen un poder político importante, donde pueden tomar decisiones generando una tradición feudal de ejercicio del poder que aún hoy es importante. La desigualdad es un factor muy importante en la crisis, ya que sólo el 1% de la población colombiana tiene la gran tenencia de la tierra", dijo Ardila.
El académico explicó que existe un gran problema con la educación, el gasto público es muchísimo y la inversión del actual gobierno se va a un programa denominado Ser Pilo Paga, que da becas a los estudiantes de la región, pero con gran preferencia a las universidades privadas, lo que tiene por claro fin una privatización de la educación. La salud es otro gran problema, donde la población tiene muy poco acceso a ella y las reformas en protección social dejan hacen que el 65% quede fuera del sistema. Esto ha generado un gran descontento en la sociedad, con protestas generalizadas, ante lo que el gobierno reacciona con la militarización de ciudades, acuartelamiento de fuerzas militares, toques de queda y una campaña del terror.
Por su parte, Pablo Stefanoni, jefe de redacción de la revista latinoamericana de ciencias sociales Nueva Sociedad (Fundación Friedrich Ebert), presentó un completo trabajo denominado "La crisis boliviana".
"Bolivia está dividida entre dos relatos: las elecciones presidenciales fueron un golpe no un fraude y quienes piensa que fue un fraude y no un golpe. Lo cierto es que encontramos en Bolivia el fin de 14 años de socialismo, construido desde el campo. Es el único país de occidente donde un partido nacido en el campo se expande a las ciudades y gana las elecciones", expresó Stefanoni, indicando que esta es una es una crisis de las elites andinas y que se expresó con el declive de los partidos tradicionales en Bolivia.
"Los sectores urbanos de clase media se agotaron por un líder campesino como Evo Morales que triunfó 2005 con el 54% de los votos, lo que significa un hecho histórico en ese país. En 14 años, morales ganó todas las elecciones con más del 60% de los votos y consiguió 2/3 del congreso. Pese a esos resultados, hay dos elementos invisibilizados en un gobierno con tanto poder: el primero es que se mantuvo la división regional. En el oriente, el MAS ganó en algunos lugares, pero gracias a los subsidios y las obras públicas y no hubo una adhesión ideológica al gobierno de Morales", puntualizó.
A juicio del jefe de redacción de Nueva Sociedad, existen elementos importantes para saber por qué Morales cayó de esta forma: "la reconstitución del regionalismo de Santa Cruz, el aumento de la capacidad de movilización de sectores medios urbanos, el desinflamiento de movimientos sociales que son la base del MAS, los descontentos acumulados y las denuncias de fraudes del día de la elección".
Finalizó la primera jornada, Agustín Canzani, de la Fundación Seregni de Uruguay, quién realizó un completo balance del Frente Amplio uruguayo. Destacó la democracia ejemplar que existe en Uruguay y explicó el motivo de esto: "Los partidos políticos son de los más antiguos del mundo", sostuvo, agregando que la última medición de la revista The Economist, la destacó como una de las democracias plenas en el mundo. Tienen voto obligatorio desde 1971, pero antes de eso tenían niveles de participación del 70% del padrón electoral.
La izquierda en Uruguay hasta 1971 era clásica, orientada al Partido Socialista y al Comunista. Ésta siempre con una estrecha relación al movimiento sindical. En 1971, el Frente Amplio (FA), agrupa a la izquierda, a los progresistas y a los partidos tradicionales. El FA tiene un congreso, un plenario y una mesa política (29 grupos) quienes se reparten las funciones equitativamente. En el plenario, la mitad es electa por los grupos y la otra mitad entre la militancia.
"El FA trabaja con el concepto que las decisiones se pueden tomar por votación, pero básicamente por consenso. Para ellos, votar es el último recurso. Las mayorías tratan de incorporar el punto de vista de las minorías y estas sintiéndose contempladas responden con fidelidad al partido y a las decisiones", señaló Canzani, agregando que Uruguay posee un Estado laico, donde el divorcio se establece solo por solicitud de la mujer y donde es posible realizar democracia directa para cambiar la Constitución y derogar leyes, sólo reuniendo al 25% de las personas del padrón electoral.
"El FA funcionó muy bien en los dos primeros periodos, pero a partir de 2015 se generan fenómenos más complejos, fatiga de material y contexto económico menos favorable, por lo que redistribuir fue más complejo", concluyó.
Chile y el estallido social
En la segunda jornada, la crisis chilena fue el motivo de análisis, con la participación de la exalcaldesa de Santiago, exministra de Estado y académica de la FAE USACH, Carolina Tohá. En su exposición, Tohá se refirió a los antecedentes de la crisis social en Chile, indicando que existe una necesidad de encontrar una explicación a lo que está pasando en el país, que además está pasando en muchos lugares de Sudamérica. "En muy poco tiempo estamos viviendo en un mundo distinto al que estábamos. La modernización capitalista democrática, que se supone traía una estabilidad, no lo hizo, lo que se suma a la resaca del orden político, donde los partidos políticos siguen desempeñándose en un escenario que ya no existe", apuntó.
Dentro de las tesis que se elaboran para entender el origen de este estallido, la ex parlamentaria destaca a del severo problema en la política. "Existe frustración con la representación política. A esto se suman los escándalos de corrupción en muchas esferas institucionales y las imposibilidades de llegar a acuerdos diferenciados", añadiendo que la desigualdad y la instalación del modelo neoliberal en el seno de los derechos humanos, rompió a la sociedad.
"Personalmente pienso que la interpretación que tenemos instalada es que esto pasó por acuerdos neoliberales que persistieron, pero creo que esa no es toda la explicación. Es sólo un pedazo. Lo que Chile tiene es frustración de una promesa que se hizo así mismo, pero que no fue sólo neoliberal. Había otras promesas y otros relatos que se pueden sintetizar en la frase ¨crecer con igualdad¨", concluyó.
Pamela Figueroa, académica de la Universidad de Santiago e integrante de la comisión técnica para una nueva Constitución, analizó lo que ha pasado en Chile en los últimos años y que explica el estallido social y el acuerdo amplio para una nueva constitución.
"Chile vive una crisis política, institucional y social de bastante envergadura. La actual constitución tuvo dos grandes reformas la del 89 y 2005. En el año 2006 comenzaron las movilizaciones sociales, donde se destaca la revolución pingüina como la primera movilización en democracia. El 2011 viene un segundo ciclo, donde además de las demandas por la educación, se realizaron movilizaciones asociadas a temas medioambientales y sociales. Ambos movimientos demandaban un cambio de la Constitución. La corrupción comenzó a vislumbrarse y la política estaba ajena a las demandas de la gente", explicó.
El director del Departamento de Gestión y Políticas Públicas de la FAE USACH, Gonzalo Martner, constató la dificultad de entender qué es lo que pasó en Chile en octubre de 2019. "Esto parece una rebelión social, que tiene un atributo de temporalidad más largo que un estallido. Una revolución es algo que cambia lo que hay, pero por el momento no hay cambios. Me parece una rebelión porque hay una parte significativa de la sociedad que no dejó que ésta siguiera funcionando en su rutina".
Martner se refirió al juego de los vetos mutuos. "Si no hay 2/3 no hay manera de establecer que se decisiones se toman y de eso tienen mucha responsabilidad las fuerzas políticas chilenas. Estamos frente a un proceso que al 2021 puede traducirse en nada. Ese es un tema que no está resuelto, ni tampoco el trabajo de la comisión. Entonces, para ellos fue más fácil decir, que se ponga de acuerdo la convención, aunque la derecha va a insistir en que cada artículo de la nueva constitución, más el total de todo, sea aprobado por 2/3", sostuvo.
Finalmente, la directora del Departamento de Historia de la USACH, Dra. Cristina Moyano, entregó resultados preliminares de una investigación que está realizado, la que busca hacer una especie de genealogía a las críticas de los tiempos históricos de la transición. Lo que ella buscaba desde fines de años 80, cobró una relevancia mayor, que los historiadores no están acostumbrados a vivirlo, porque acostumbran estudiar procesos pasados.
"Los procesos históricos no se miden por algo eventual o extraordinario. El tiempo histórico tiene temporalidades en su conformación. Simultáneamente hay una experiencia social de crisis en conjunto con una interpretación de esa crisis y esos momentos tienen una densidad histórica porque no siempre hay una subjetividad colectiva al momento en que se está realizando ese proceso colectivo", expresó.
"Si observamos la frase que dio sentido a la rebelión social, "no son 30 pesos, son 30 años", hay una apropiación de la sociedad para decir que esto no se va a extinguir prontamente por la larga temporalidad y se sitúa como el punto de origen, a la crisis al año 88 y 89, la transición a la democracia en Chile. El 18 de octubre, se intenta cerrar el ciclo de transición a la democracia lleno de crisis que se fueron enunciando en distintos momentos de estos 30 años y que llevaron a ser utilizables categorías como elementos calificatorios de la transición, siempre experimentada como algo incompleto. Por eso la democracia chilena siempre tuvo calificativos, democracia gradualista, democracia semi soberana, y se habló de una democracia transformista", propuso Moyano.
La Dra. Moyano planteó, finalmente, que este momento de crisis social es el período que marca la inauguración de un nuevo tiempo histórico y la subjetividad política, que tiene huellas en una serie de demandas sociales que se expresan desde década de los 90, coincide con ciclos de escritura de ensayos políticos que se cronologizan en el tiempo histórico de la transición. La hipótesis de su investigación es que los ensayos críticos y defensores del tiempo histórico de la transición formaron distintas narrativas políticas y el uso político de transición a la democracia. "Todo esto que nos parece novedoso, no es tan novedoso en los últimos 30 años", concluyó la investigadora de la USACH.