En sintonía con el pilar de sustentabilidad de la Facultad de Administración y Economía, la académica Dra. Gabriela Pizarro (PhD, University of Nottingham) dio a conocer dos investigaciones que evidencian, por un lado, cómo la divulgación ambiental, social y de gobernanza (ESG) se difunde entre pares influyentes en 82 países y, por otro, cómo la obligación de reportar ESG en la Unión Europea aumenta el valor de mercado de las empresas sometidas a mayor escrutinio público.
¿Qué hace que una empresa decida transparentar su desempeño ambiental, social y de gobernanza y, sobre todo, qué gana con ello? Con estas preguntas de fondo, la Dra. Gabriela Pizarro, académica del Departamento de Administración de la FAE Usach, ha elaborado dos investigaciones que ponen a prueba la teoría institucional aplicada a la sostenibilidad corporativa.
El primer artículo, “From Compliance to Organisational Innovation: How Influential Peers and Institutional Contexts Drive ESG Disclosure Diffusion”, sigue la trayectoria de 9.202 compañías ubicadas en 82 países entre 2010 y 2018. El análisis de series longitudinales demuestra que las firmas tienden a imitar la estrategia de divulgación ESG de sus referentes sectoriales (las más grandes y visibles) como modo de reducir la incertidumbre reputacional.
La propensión a copiar es particularmente marcada en las economías emergentes, donde el efecto de imitación resulta un 21 % mayor que en los países de la OCDE; además, cuando existen marcos regulatorios obligatorios, la velocidad de difusión se incrementa en torno a un 17 %. “La evidencia muestra que la divulgación ESG avanza como innovación: parte como cumplimiento voluntario, pero termina rediseñando procesos y cultura interna cuando las empresas ven a sus pares dar el paso”, resume la Dra. Pizarro.
El segundo estudio, “Mandatory ESG Disclosure and Firm Value: Evidence from a Regression Discontinuity Approach”, aprovecha un cambio legal europeo, la Directiva 2014/95/UE, para medir sus efectos en las empresas. Esta norma exige que todas las compañías con más de 500 trabajadores y activos superiores a 20 millones de euros publiquen informes detallados sobre su desempeño ambiental, social y de gobernanza (ESG).
Para entender el impacto real de esta obligación, la investigación comparó firmas de la Unión Europea y del Espacio Económico Europeo situadas justo por encima y por debajo de ese umbral, una técnica estadística que ayuda a aislar la influencia de la regla. El hallazgo clave es que, durante el primer año de reporte obligatorio, las empresas que tuvieron que divulgar información ESG aumentaron su valor, medida con el indicador financiero “Tobin’s Q”, que relaciona el valor de mercado con los activos de la compañía[GBPV1] . En palabras simples, la transparencia extra exigida por la ley se podría traducir en una mayor confianza de los inversionistas y, por ende, en un valor de mercado más alto.
Cuando la compañía pertenece a sectores ambientalmente sensible como la extracción de minerales, petróleo y gas, energía este efecto es más pronunciado. “Lejos de constituir un costo, la transparencia ESG refuerza la legitimidad y genera valor económico medible; los inversionistas premian el esfuerzo cuando la regulación eleva el estándar de información”, concluye la investigadora de la FAE Usach.
En conjunto, estos hallazgos confirman que la presión institucional, sea regulatoria o competitiva, transforma el cumplimiento en ventaja competitiva y que el mercado recompensa esa legitimidad con métricas financieras concretas.
En pleno Mes de la Sostenibilidad, estos hallazgos enriquecen la reflexión académica y pública sobre las prácticas ESG, aportando evidencia que alimenta la agenda verde de la facultad y brinda a su comunidad herramientas de análisis para llevar la gestión responsable desde el aula hasta el corazón de las empresas.
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