Dr. Rodrigo Caputo publicó una columna, “Fiscal Policy and Income Inequality”, en la revista Internacional Banker. En esta analiza el rol de la política fiscal para atenuar la desigauldad de ingreso, que se exacerba ante ciertos eventos como la pandemia de COVID-19.
International Banker es una revista que publica artículos de académicos, policymakers y profesionales del mundo financiero. Recientemente, han publicado contribuciones de Michael J. Hsu (Acting Comptroller of the Currency), Roberto Campos Neto (Gobernador del Banco Central do Brasil), Nor Shamsiah (Gobernador del Banco Negara Malasia) y de profesionales del European Banking Authority, World Bank, Deloitte, International Swaps and Derivatives Association (ISDA), MIT Sloan, Nasdaq, IBM, entre otros.
Fue esta revista la que publicó el artículo del académico del Departamento de Economía de la Facultad de Administración y Economía de la Usach, Dr. Rodrigo Caputo, titulado “Fiscal Policy and Income Inequality”.
En este trabajo, el profesor Caputo estudia como la pandemia de Covid-19 solo exacerbó las desigualdades de ingresos presentes en los países en desarrollo vis-à-vis desarrollados, lo que hizo que los países pobres se empobrecieran aún más. “Una política fiscal efectivacontribuirá en gran medida a corregir estas desigualdades, y algunos modelos macroeconómicos respaldan una tributación progresiva que proporciona un seguro social contra eventos económicos que afectan de forma distinta a los estratos sociales”, destaca en su investigación.
El trabajo del profesor Caputo analiza como la pandemia de Covid-19 ha llevado a una respuesta fiscal mundial estimada en casi $12 billones de dólares, o alrededor del 12 por ciento del producto interno bruto (PIB) mundial. “A pesar de esto, la evidencia sugiere que aquellos países de deciles de bajos ingresos y grupos minoritarios, fueron desproporcionadamente perjudicados”, indica el académico de la FAE.
Si bien casi todos los gobiernos han proporcionado apoyo financiero a los hogares, prosigue el trabajo del Dr. Caputo, las economías avanzadas representan la mayor parte del mismo, ya que tienen el espacio fiscal para financiar déficits más grandes, y sus bancos centrales han podido ayudar a través de compras de valores gubernamentales o corporativos.
“La respuesta fiscal en los países de bajos ingresos y en desarrollo, se han visto limitadas por condiciones financieras más estrictas, y como resultado de esto, en sociedades de bajos ingresos y desiguales, la pandemia ha tenido impactos de largo alcance más allá de la salud. Lo anterior ha generado efectos sociales, económicos y políticos adversos. También ha contribuido a la polarización política en estas economías”, advierte el Dr. Caputo.
Incluso antes de la pandemia, asegura el facultativo, la desigualdad de ingresos era una preocupación creciente para economistas y políticos. En los años previos a la pandemia, la brecha entre ricos y pobres se amplió en muchos lugares, y la pandemia exacerbó estas tendencias.
El Dr. Caputo cita al economista de la U. de Cambridge y U. de Santiago, José Gabriel Palma, quien plantea que: “la desigualdad de ingresos, es un fenómeno particularmente complejo, que a menudo se ve borroso por capas de velos distorsionantes que a veces lo hacen parecer un salón de espejos. Palma identifica algunos hechos estilizados sobre la distribución de la renta disponible después de considerar la política fiscal: La desigualdad es muy desigual entre los países y es particularmente dispar entre los países de ingresos medios”.
El Dr. Caputo agrega que, los modelos tradicionales de agentes representativos o Representative Agent New Keynesian (RANK) models, ignoran las desigualdades de ingresos y riqueza y asumen que lo que es bueno para el consumidor típico, según lo definido por los modelos, debe ser bueno para la economía en general. Esto contrasta con la relevancia y prevalencia de las desigualdades de ingresos y riqueza en todo el mundo”, explica el trabajo del investigador FAE Usach.
La buena noticia es que la profesión ha desarrollado una clase de modelos macroeconómicos —utilizados para entender las políticas monetarias y fiscales— que incorpora explícitamente la distribución de la riqueza y el ingreso entre los hogares y las empresas. Estos modelos, denominados modelos de agentes heterogéneos, toman en cuenta la heterogeneidad de ingresos y de distribución de la riqueza, de modo que tanto la política monetaria como fiscal ahora consideran estas dos importantes dimensiones al momento de diseñar e implementar distintas respuestas de política.
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