Francisco Castañeda

Economista Usach

    Las experiencias de banca pública han estado presentes en el desarrollo económico de muchos países, que han demostrado ser exitosos. Corea del Sur, Alemania, y otros son claros ejemplos. También hay malos ejemplos de banca pública.  

    Pero cuando la discusión se aterriza en el mercado local, hay un claro conflicto de objetivos. Si Banco Estado sólo se diferencia de la banca privada en las tasas de interés cobradas (siendo estas más bajas), podemos considerar que su rol es de significancia relativa. Claro esta que esto debería contribuir a moderar en el margen las tasas de interés de la industria bancaria privada (intentando hacer más competitivo el mercado!!!). Si se quiere en cambio una banca pública de apoyo industrial selectivo, en particular de PYMEs y sectores con grandes externalidades positivas, los recursos FOGAPE y FOGAIN no serán suficientes. Esto implicaría por tanto un cambio de paradigma, sacándole de encima a la banca estatal algunas restricciones (flexibilizando provisiones en la medida que el crédito se dirija a micro-firmas y PYMEs, extender los plazos de análisis para saltarse miopía corto placista del mercado, aceptando menores rentabilidades privadas...todo lo anterior a debatir en un esquema diferente a las actuales regulaciones de la SBIF).  

    El diseño de tal banca pública por consiguiente no será tarea fácil. Lo que si se deriva de lección de esta crisis es que costos crediticios menores, posibilitarán menor estrechez financiera a las empresas, con una aceleración de la reactivación, posibilitando mejores condiciones en el empleo (haciendo que este se recupere más rápido luego de crisis como la actual). En consecuencia, el mercado bancario necesita reales contrapesos para su buen funcionamiento. 

Publicado en el Diario Financiero y Estrategia