En
dos semanas se elegirá al Presidente para los próximos cuatro años.
Está al alcance de la mano el producir un cambio mayor, tanto en lo
económico como en lo político. En lo económico, recuperar la capacidad
de crecimiento de la economía chilena llevándola hacia niveles cercanos
al 6%, lo que permitirá, entre otras cosas, generar un salto relevante
en la tasa de creación de empleos del país y en el bienestar de todos.
En lo político, reemplazar una coalición de gobierno que ha estado en
el poder por 20 años y que ya no tiene nada nuevo que ofrecer, sino la
profundización de las expresiones a que da origen el poder cuando se
transforma en un medio de supervivencia de quienes lo ostentan, en vez
de un medio para construir un mundo mejor.
En los últimos días, y fruto quizás del desconcierto que les produce a muchos de los que respaldan al candidato oficialista –que ellos mismos denominan "de continuidad", y justamente lo contrario de lo que necesita el país– que
los votantes mayoritariamente estén favoreciendo el cambio, han
intentado poner a los electores ante disyuntivas falsas: derecha vs.
centro-izquierda, progresismo vs. no-progresismo (no se han atrevido a
usar el adjetivo de "conservadores" por lo ridículo que sería) y otras
tan absurdas como esas. La primera vuelta electoral ha mostrado con
nitidez que los votantes son mucho más racionales de lo que muchos
políticos concertacionistas suponen y han entendido claramente que la
disyuntiva real no es entre antiguos paradigmas hoy obsoletos, sino
entre una sociedad de oportunidades u otra que se estanca en el
asistencialismo ineficiente de un Estado capturado por intereses de
grupos de poder. Que no puede haber nada menos progresista hoy que la
continuidad; que lo que nos dará bienestar no es la atadura a viejos
prejuicios, sino el coraje de vencerlos.
Por
muchos años la sociedad chilena ha vivido dividida por paradigmas
falsos cuya persistencia es fomentada por aquellos que obtienen
beneficios directos y medibles de ello. En pocos días más se dará un
paso histórico: el rompimiento definitivo con el inmovilismo de falsa
base ideológica y el inicio de un proceso de cambio que implicará un
salto en el bienestar de la sociedad.
Publicado en Estrategia Online