Señor Director:

Las imágenes de los saqueos han recorrido el mundo, y han repugnado a los chilenos. Pero ¿qué motiva este tipo de conductas? ¿Existirá tanta hambre a dos días de lo ocurrido el terremoto? ¿Son delincuentes en potencia, aún estando no presos?. Habrá diferentes verdades y medias verdades para explicar este macabro evento, pero a la luz de lo ocurrido debe considerarse la seria fragmentación social que existe en Chile. Fragmentación que va aparejada con bajos niveles de participación en el sistema político, con serias ghettificaciones en los barrios, y lo peor, con un sistema educativo público escolar que no integra estas masas de población con ese otro Chile exitoso, pujante y ganador. No las integra por falta de recursos asignados a esta función, y también por falta de recursos de los concurrentes. El Chile de los saqueos es delincuencial, claro está, pero muestra la tremenda placa de disociatividad social y cultural que existe en Chille. El discurso del establishment político (moros y cristianos) la pasa por alto, olvidando que estas escenas difícilmente se verían en otros países OCDE. Hay que atacar el problema del fondo y este es el de las grandes brechas sociales.

Francisco Castañeda
Economista Usach

Publicado en Diario Financiero