En esta crisis,
la discusión entre el rol del Mercado y el rol del Estado, se ha vuelto
cada vez más ideológica. Lo que esta haciendo la política fiscal
a nivel global es apalancar los riesgos para favorecer a un sector
privado ampliamente devastado.
Efectivamente,
no hay socialización a largo plazo de los medios de producción en
esta larga lista de rescates financieros y de empresas productivas.
En el caso chileno, se advierte una política fiscal con sesgo redistributivo,
y además con un impulso reactivador moderado del tejido PYME. Pero
las críticas en año electoral se vuelven intensas. Incluso hay algunos
que señalan que la violación de la regla fiscal estructural afectará
la credibilidad de Chile e incrementará el riesgo país. Es difícil
imaginar que esto ocurra al menos a mediano plazo por que dicha discrecionalidad
es transitoria e impacta a Chile en un contexto de acreencias netas
en términos de su posición patrimonial. Justamente la aplicación
de la regla en el pasado permite la discreción de contener la caída
de la economía en esta fase del ciclo.
Pero la problemática global y local se vuelve cada vez más compleja, y será necesario buscar nuevas soluciones pensando en el desarrollo económico. Claro está que el mercado por si solo no corregirá los desequilibrios y carencias que se generan en esta fase de crecimiento. Un liberal de corazón reconocerá que para que el individuo pueda emprender y ejercer sus libertades, se requerirá un ciudadano calificado (en términos de calificación y habilidades) que pueda desarrollar al máximo su potencial vocacional, favoreciendo el bien común en la sociedad. El concepto de "agentes racionales maximizando su función de utilidad" no podrá ser concebido si no cuentan con la savia del conocimiento formal. En concordancia con lo anterior, el sistema educativo (escolar y de educación superior) debe dotarlo de habilidades para que se desarrolle en el plano profesional y humano. Se debe reconocer que esto requiere una nueva governanza (tanto para los proveedores estatales y privados), nuevos estándares de calidad, mayor regulación del Estado, y más inclusión social. Pero esto nuevamente no es la socialización del mercado educacional. Un buen liberal reconocerá que existen "fallas de mercado y fallas estatales" que impiden alcanzar el potencial máximo de calidad en cuanto al stock de capital humano.
¿Por qué esta discusión?. Luego de la actual crisis, la decisión respecto a si el Banco Central redujo o no la tasa de interés en 25 puntos base, se tornará menos relevante.
Más relevante
será la asignación de los recursos escasos del Estado (vienen
en gran parte de los contribuyentes!!!) a la educación, ciencia y tecnología
y a desarrollar la infraestructura productiva y social. También a promover
políticas específicas sectoriales y regionales para el desarrollo
de actividades productivas sostenibles y con impacto en el empleo. No
cabe duda, que en la medida que se avance en la agenda de transparencia
y reforma del Estado, un buen liberal no podrá oponerse a estas medidas,
ni a su financiamiento. Justamente en la base de las políticas públicas
está buscar un crecimiento más endógeno (en la medida de lo posible)
y menos dependiente de los ciclos internacionales. Pero la crisis actual,
provocada por la desregulación excesiva de los "mercados financieros
sofisticados" ha colocado un paréntesis en la discusión de los temas
de fondo.
Publicado en La Nación.