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José Gabriel Palma: "Sólo unos pocos países en el sur del África tienen una desigualdad más obscena que la nuestra"

news_360_dEl investigador de la Universidad de Santiago de Chile y la Universidad de Cambridge, fue entrevistado extensamente por el diario The Clinic para conocer su opinión respecto de temas de desigualdad en Chile y América Latina, además de abordar temas de crecimiento y empleo.

El investigador de la Universidad de Santiago de Chile y la Universidad de Cambridge, fue entrevistado extensamente por el diario The Clinic para conocer su opinión respecto de temas de desigualdad en Chile y América Latina, además de abordar temas de crecimiento y empleo.

news_360_01José Gabriel Palma es Dr. en Economía y profesor de la Universidad de Santiago de Chile y la Universidad de Cambridge. Se ha especializado en el estudio de la desigualdad y crecimiento en los países. Su trabajo inspiró la formulación del "Coeficiente Palma", un índice alternativo al tradicional Gini.

Doctorado en Oxford, profesor en Cambridge y de la Universidad de Santiago, Palma dio una clase magistral en el último festival político ¡A toda marcha!, organizado por Revolución Democrática. Aquí, expone sus críticas al que llama neoliberalismo "rentista", el cual "busca desesperadamente crear mercados no-competitivos para que las grandes corporaciones puedan disfrutar las ventajas del capitalismo, sin tener que esforzarse por sus 'exigencias'", dice.

Tomando en cuenta el Índice Palma (nombrado en tu honor), ¿cómo se encuentra la región, y particularmente Chile, en términos de desigualdad?

-A pesar de algunos avances en temas como la pobreza, sólo unos pocos países en el sur del África tienen una desigualdad aún más obscena que la nuestra. Según el Banco Mundial, entre los 20 países más desiguales está la mayoría de América Latina (AL), incluido Chile − con Colombia y Brasil peor que nosotros.

El índice Palma trata de transparentar la diversidad distributiva en el mundo. Lo fundamental es que hay que distinguir entre los grupos medios por un lado, y los ricos y pobres por otro. Mientras que entre los primeros − las clases "administrativas" (o deciles 5 a 9) − hay gran homogeneidad distributiva en el mundo, entre los segundos, el 10% más rico y el 40% más pobre, hay gran diversidad. Mientras que los administrativos se llevan prácticamente lo mismo en todas partes (la mitad de la torta), ricos y pobres se llevan tajadas muy diferentes. Mientras en unos países el 10% más rico como grupo incluso se lleva menos que el 40% más pobre (Finlandia), en otros, como en América Latina y Sudáfrica, los ricos tienen el poder para estrujar al 40% más pobre, y llevarse una tajada tres, cuatro y hasta siete veces más grande que la de ellos. Ahí es donde está la diferencia. Lo demás es cuento.

Por eso, el índice -que ahora llaman Palma, porque surgió de mi trabajo- busca transparentar esa dicotomía en el mundo entre la homogeneidad distributiva de los del medio, y la gran heterogeneidad entre lo que se llevan ricos y pobres. El gran problema del índice tradicional, el Gini, es que mezcla ambas cosas. Lo que emerge de mi índice es que la gran desigualdad en AL se debe al poder que tiene el 10% más rico para apropiarse de la tajada del león en la mitad de la torta en la que compiten ricos y pobres (ver, por ejemplo, http://www.econ.cam.ac.uk/research-files/repec/cam/pdf/cwpe1627.pdf).

¿Qué le parece esa visión que ha impulsado la derecha de que la desigualdad se combate generando oportunidades?

-Algo que la ideología neo-liberal nunca va a poder concebir (porque se caería a pedazos) es que el capitalismo nunca ha funcionado porque se generen "oportunidades", sino por "necesidades". El gran éxito de crecimiento en el Asia emergente atestigua eso. Todo lo que el capitalismo ha logrado se debe a las necesidades que ha generado, especialmente por las exigencias que impone la competencia. Los mercados han existido por 5 mil años, los competitivos por 300. Esa es la especificidad del capitalismo: la competencia crea "compulsiones", y el que no responde queda fuera del mercado. En un mercado competitivo el que no invierte, no incrementa productividad, absorbe tecnología, innova en productos, atiende bien al cliente, etc. − como el camarón que se duerme − se lo lleva la corriente.

Por eso es que el neo-liberalismo rentista busca desesperadamente crear mercados no-competitivos para las grandes corporaciones, donde puedan disfrutar de todas las ventajas del capitalismo, pero no tener que esforzarse por sus "exigencias". Éstas quedan sólo para el resto (Pymes, trabajadores, etc.). El motto más apropiado para los grandes rentistas y depredadores en recursos naturales, los parasitarios en pensiones, etc. es "Socialismo para nosotros, capitalismo para los demás". Quieren cuadrar el círculo: generar ganancias astronómicas con un mínimo de inversión y esfuerzo. Y lo han logrado, capturando a los gobiernos y domesticando a la "nueva izquierda", especialmente cuando los necesitaban para consolidar el modelo − confirmando lo que nos dice Theodor Adorno: "la dominación es más efectiva si delega la violencia en la que se basa en los dominados".

La herencia demócrata en EE.UU. es transparente: las corporaciones llegaron a tener las tasas de ganancias más altas de la historia, con una inversión privada que apenas cubría los niveles de depreciación. Entre otras cosas, para lograr eso desde la crisis financiera del 2008 se gastó en el mundo más de 40 millones de millones de dólares en fusiones y adquisiciones (M&A); y este año ya es otro récord histórico. Se compra cualquier cosa, y a cualquier precio con tal de no tener que competir. Se ha llegado a niveles tan absurdos de concentración oligopólica (mire lo que acaba de pasar con las líneas aéreas...), que el capitalismo resultante no es sólo altamente desigual sino increíblemente ineficiente. ¿Y el TDLC? Un bulldog sin dientes. Neo-liberalismo es sinónimo de neo-parasitismo...

Y eso de que son las "necesidades", y no las "oportunidades", las que genera dinámicas de transformación se da a todos los niveles. Por ejemplo, la educación chilena nunca va realmente a mejorar hasta que no se intente de verdad hacer diversificación productiva, industrializar el sector exportador, etc. Sólo entonces se va a generar la necesidad de tener una educación a la altura − a niveles asiáticos, países que encabezan todos los rankings en educación, pues necesitan de dicha educación para nutrir su gran crecimiento. No es que sean tan "iluminados", simplemente saben responder a sus necesidades.

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