Víctor Salas analizó junto a Sebastián Cuellar y el Conversatorio de Política Económica, el problema económico, social y político que significa la inflación.

 El académico del Departamento de Economía de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Santiago de Chile, Dr.(c) Víctor Salas Opazo, analizó en sus informes de política económica la inflación en Chile y las políticas estabilizadoras de pecios.

“La inflación es un gran problema económico, social y político y no es fácil controlarla y la situación es peor aún si las presiones de precios tienen un fuerte componente externo, lo que dificulta las posibilidades de control para el Banco Central y al Gobierno, el que además tiene en perspectivas reformas sociales con alto impacto fiscal”, indicó el académico.

El informe indica que, tradicionalmente, los precios de una economía aumentan cuando ocurren incrementos en la demanda interna, que los productores no pueden responder, es decir, cuando existe un exceso de demanda que no puede ser satisfecha.

Esto significa que los precios de la economía chilena han crecido porque ha estado aumentando la demanda de las familias y emprendedores (por desahorro de fondos previsionales) y, también, porque el Estado ha aumentado los gastos fiscales para satisfacer las nuevas necesidades sociales, asociadas con la pandemia, generando bienes públicos especiales o propios de esta singular emergencia sanitaria que enfrenta Chile y el mundo, como son los gastos para la protección de los ingresos de las familias, los gastos sanitarios por pandemia y los gastos orientados a la reactivación económica.

 Estos mayores gastos públicos y privados - continúa la publicación del profesor Salas- tuvieron diferente ocurrencia en el período de la pandemia. “Desde marzo 2020 a junio 2021, se observa que no tienen efectos inflacionarios, mientras que, desde el segundo semestre de 2021, se hacen presente fuertes presiones en los precios internos”, agrega el análisis.

A partir de marzo 2020 y básicamente debido a las cuarentenas y la correspondiente menor actividad productiva y el mayor desempleo, las familias bajaron sus ingresos y su capacidad de demandar bienes de consumo. En ese período el Estado buscó compensar la pérdida de rentas de las familias, especialmente de aquellas de menores ingresos, con subsidios tales como el Ingreso Familiar de Emergencia, IFE. Gasto fiscal que aumentó en 2020 un 10,5% respecto de 2019 alcanzando un monto de $54.512.760 millones, que equivale a 27,6% del PIB, estimado en el Informe de Finanzas Públicas, IFP, del cuarto trimestre de 2020.

El factor externo también es un elemento para considerar como responsable de las presiones inflacionarias que han estado ocurriendo en nuestra economía, ya que, Chile compra desde el exterior una gran cantidad de recursos (US$91.843 millones de dólares entre enero y diciembre de 2021), y cuyos precios están sujetos a factores como inflación, excesos de demanda, mayores costos de fletes marítimos o aéreos, aumento del precio del petróleo, problemas de logística de transporte, entre otros. De acuerdo con los datos de la Subsecretaría de Relaciones Económicas Internacionales, las importaciones chilenas en 2020 y 2021 se concentraron mayormente en China, EE. UU y la Unión Europea.

Por último, la incertidumbre política nacional también debe considerarse como un factor determinante de la alta tasa de inflación que vive nuestro país, en particular, es sabido que desde octubre de 2019 vivimos una crisis política que derivó en la elaboración de una nueva constitución, cuyo borrador se comenzó a escribir en julio de 2021 y que sumado a la gran cantidad de elecciones políticas (incluyendo la presidencial) que hubo el año pasado se generó una incertidumbre política y social que afectó los mercados financieros y la estabilidad del peso chileno respecto del dólar, el que se apreció un 20% en 2021.

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