news_101_dEl Dr. José Gabriel Palma, despedaza el rol de los "expertos" a los que llama "guardia pretoriana del neoliberalismo" y los argumentos de los que postulan para Chile la "nueva" socialdemocracia europea: bajo la apariencia de subsidiar a los más pobres, los grandes receptores de "protección social" son los grupos de altos ingresos.

El Dr. José Gabriel Palma, despedaza el rol de los "expertos" a los que llama "guardia pretoriana del neoliberalismo" y los argumentos de los que postulan para Chile la "nueva" socialdemocracia europea: bajo la apariencia de subsidiar a los más pobres, los grandes receptores de "protección social" son los grupos de altos ingresos.

news_101_01Bajo el título "Chile en su Momento Gramsciano (y las limitaciones de una salida tipo nueva socialdemocracia europea)", el investigador de la Facultad de Administración y Economía y profesor de la U. de Cambridge, Dr. José Gabriel Palma, publicó un ensayo en Ciper relativo al colapso del pensamiento progresista latinoamericano.

¿Cuál es el mayor desafío que debemos enfrentar en el plano económico en la nueva Constitución? Palma, lo analiza en detalle a partir del análisis de por qué colapsó el pensamiento progresista latinoamericano. Apelando a la concepción de Foucault sobre la relación entre el poder y el conocimiento, despedaza el rol de los "expertos" a los que llama "guardia pretoriana del neoliberalismo" y los argumentos de los que postulan para Chile la "nueva" socialdemocracia europea: bajo la apariencia de subsidiar a los más pobres, los grandes receptores de "protección social" son los grupos de altos ingresos. Y detalla los tótems que deben eliminarse, entre ellos, el rol del "Banco Central independiente".

"Chile, al igual que el resto de América Latina, está atrapado en dos pandemias, la nueva (el Covid-19) y la vieja: nuestra perenne falta de imaginación en materias de política económica. Mientras la primera hace estragos, la segunda nos hunde cada día más en las arenas movedizas de la inercia", comienza el ensayo de Palma.

"Y si seguimos destruyendo hábitats y arruinando ecosistemas, otros virus estarán esperando para saltar de animales a humanos. La continua destrucción de la Amazonia no es más que la próxima crisis sanitaria en espera de su gran oportunidad", agrega el autor en su escrito.

Mientras tanto- prosigue el texto- la pobreza, la indigencia y el desempleo proliferan. La ONU estima que en América Latina el número de pobres aumentará al menos en 45 millones por la pandemia. Pero casi todas las grandes fortunas siguen expandiéndose como en los mejores tiempos. Y el coronavirus no es el único desastre que afecta de sobremanera a los más vulnerables; el impacto del calentamiento global hace lo mismo.

La pandemia también ha transparentado todo tipo de desigualdades: mientras que en Ñuñoa las dos razones principales para pedir permiso de circulación en cuarentena eran ir a un supermercado y pasear mascotas, en La Pintana éstas eran asistir a funerales y visitar a familiares en recintos penales. Además, la baja cobertura de internet en esta última comuna (apenas 13%), ha estado forzando a la gente a salir, aunque hubiesen podido trabajar o estudiar a distancia.

No es la primera vez que una pandemia impacta a América Latina más que a ninguna otra región del mundo. Como nos recuerda José Bengoa, de todas las pandemias la peor fue la de comienzos de la Conquista española, donde pestes como la viruela, el sarampión y el tifus diezmaron a la población indígena. Si nuestro Padre de la Patria no marchó hacia Santiago después de su gran victoria contra Pedro de Valdivia en Tucapel, fue porque la peste -y no los españoles- aniquilaban sus tropas.

Al impacto del coronavirus se suma la tensión social ya manifiesta en el estallido de octubre de 2019. Tampoco ayuda a esta incertidumbre que los experimentos políticos alternativos de la región, desde los de extrema derecha hasta los que mal imitan a lo peor de la vieja izquierda, compiten por cuál es el más desastroso.

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