Debate Cambiario
Francisco Castañeda G.
Académico Usach
La discusión cambiaria ha tenido un cambio conceptual. Mientras las "metas de inflación" adoptadas en la década pasada eran el gran paradigma para terminar con la inflación alta y variable, la actual inflación de granos y alimentos a nivel internacional ha puesto un gran desafío estos esquemas. Se ponen ahora en entredicho estos esquemas al señalarse que una intervención en el mercado cambiario de gran magnitud por el Banco Central podría afectar la apreciación cambiaria. Pero si el valor del dólar ex -post se deprime a niveles más bajos a los previos, la pérdida patrimonial la asumiría "Moya" (los pobres subsidiando inútilmente a los exportadores). En el ámbito fiscal, la autoridad ya aplica el superávit fiscal estructural y el plan de responsabilidad fiscal. Posee un superávit del superávit y claro esta que se podría exigir una mayor eficiencia en el uso de estos recursos. Pero la alta inflación tiene un componente mayoritariamente alimenticio externo y el fisco no puede hacer nada al respecto. Se repite constantemente que debería reducirse la tasa de crecimiento de la absorción fiscal para estimular un alza del tipo de cambio real a través de la descompresión sobre los precios de los bienes no transables. Sin embargo, lo relevante sería un cambio en los coeficientes de gasto publico no transable versus transable para así generar ganancias reales en el tipo de cambio. Así un gasto público menos sesgado a bienes no transables podría incrementar el tipo de cambio real. También para evitar una aceleración de la revaluación del peso, la autoridad podría imponer nuevamente los encajes a los flujos de capitales (mientras dura la bonanza). La visión ortodoxa debe ser acomodada con una visión pragmática. La abundancia de capitales (alto precio del cobre y diferencial de tasas de interés favorable a Chile) debe ser racionada con la aplicación de este impuesto. Si fueran inocuos sus efectos sobre el tipo de cambio y los inversionistas, especialmente de corto plazo, no existiría tanto lobby por la industria financiera para que no se imponga. De hecho este impuesto a los flujos de capitales fue empleado por la autoridad antes de la crisis asiática, y fue reducida esta tasa de encaje y llevada a cero una vez que se redujeron los flujos de capitales a Chile y América Latina (particularmente los de corto plazo), producto del efecto de contagio de esta crisis global.
Ahora los exportadores, con una clara visión no ortodoxa y casi desarrollista (y pragmática) han planteado a la autoridad un relajamiento de las metas de inflación para no exacerbar la apreciación cambiaria. Medidas adicionales como profundización del mercado de derivados y emisión de un bono en pesos tienen efectos acotados y marginales. A su vez la realidad del sector exportador local es diferente por tipo de industria y por sector económico ya que no todos los exportadores están expuestos a las mismas vulnerabilidades: la verdad es que los términos de intercambio se esparcen desigualmente por la oferta exportadora chilena. En cuanto a la economía norteamericana, los eventos de los últimos meses apuntan a una desaceleración más brusca de lo previsto inicialmente. En los años anteriores, las bajísimas tasas de interés de USA (alimentadas por el gigantesco superávit comercial de China), fueron un estímulo para el crecimiento de la burbuja inmobiliaria especulativa, amen del relajo de la evaluación del riesgo de bancos de inversión y agencias clasificadoras. En cambio, en estos meses, una mayor prolongación de la contracción económica norteamericana podría corregir a la baja los precios de los commodities, y de esa forma revertir la tendencia de apreciación cambiaria en el mercado chileno. De hecho, el mercado del cobre esta mostrando signos de reversión en cuanto a la evolución de sus precios.
En el corto plazo no es factible revertir la fortaleza del peso sin pagar un alto costo cuasifiscal, y a mediano plazo deben profundizarse las reformas que hagan a la economía más competitiva (innovación, capital humano de calidad, educación, infraestructura).