Francisco Castañeda
Académico Usach
La continuación de las actividades de huelga, paro y/o tomas en USACH sólo le hacen un daño a ella. Ciertamente los alumnos (y académicos también) tienen el derecho de expresar su repudio y molestia con los marcos regulatorios imperantes en la Educación. La suspensión de actividades por un breve período de tiempo nos debería llamar a la reflexión profunda. El Rector en innumerables artículos de opinión en prensa, y también como presidente del Consorcio de Universidades del Estado, y miembro del Consejo Asesor Presidencial, ha expresado su defensa de la educación pública, del pluralismo, así también como ha propuesto la eliminación del AFI (aporte fiscal indirecto) que reciben todas las universidades por atraer los mejores puntajes. Y que este fondo AFI sea asignado por vulnerabilidad social. La gran mayoría siente un interés genuino porque nuestra universidad salga adelante, en un entorno de mercado (nos guste o no) cada vez más competitivo. Esto significa que nuestra universidad debe liderar la defensa de los valores de la educación pública. Se requiere avanzar en mejorar las estructuras de gobierno que transformen a nuestra Educación Pública (desde la básica hasta la educación universitaria) en educación de calidad. Y esto es de incumbencia de todos los actores. Pero seguir inmovilizando a la Usach, sólo produce descrédito, desesperanza y desgano en los miles de alumnos de estratos medios-bajos que apuestan a un futuro mejor. No es que no luchemos por aquello que consideramos legítimo, pero los canales formales e informales han sido agotados, y es hora de que el sistema político actúe y procese los eventos de este último mes. Esperar que una paralización en nuestra universidad solucione los problemas de índole sistémico es suicida. La prolongación de la falta de actividades daña el esfuerzo de las familias que mes a mes trabajan duro para apoyar a sus hijos. Además, esto daña su título profesional a futuro, entorpece sus opciones en el mercado laboral y por sobre todo, afecta en forma negativa la decisión de quienes están optando por ingresar a nuestra universidad. Y no se trata de esconder problemas, ni de ocultar tampoco las debilidades que tiene el modo de gestionar políticas públicas en el Estado. Se trata de reflexionar pacíficamente, sin afectar el derecho del resto de la comunidad universitaria, a que esta desarrolle normalmente sus actividades.
Usach no se puede quedar atrás en este escenario público-mixto-privado imperante. No podemos claudicar sin decir de forma sincera, que estos eventos afectan la imagen de la universidad, su posicionamiento, y finalmente en el margen podrían afectar las posibilidades de ascender profesionalmente a un ritmo más acelerado. Todo lo cual va en detrimento de Uds y sus familias.
No demos más ventajas al sistema privado!!.. Esta en nuestras manos.