Superávit estructural y evolución económica reciente
Guillermo Patillo / Académico Departamento de Economía
Universidad de Santiago de Chile
Desde 2001 el presupuesto del gobierno central se ha calculado teniendo como base el balance estructural (que aísla el efecto cíclico de las dos variables que son claves en la determinación de los ingresos fiscales: la actividad económica y el precio del cobre), haciéndolo consistente con una meta de superávit de 1% del PIB. Esta importante innovación en la forma que se conducía hasta entonces la política fiscal sigue la tendencia que se ha observado en diversos países en la última década. El objetivo general de tales reglas es dar credibilidad a la política fiscal reduciendo la capacidad de acciones discrecionales. Los intentos de generar disciplina fiscal vía reglas permanentes tienen ya más de siglo y medio. El movimiento actual, que se inicia en Nueva Zelanda en 1994, ha sido seguido por un creciente número de países desarrollados y en desarrollo. La razón más fuerte en apoyo de reglas deriva de la economía política: Las reglas serían necesarias para limitar la capacidad de autoridades políticamente racionales que presentarían un sesgo a producir expansiones fiscales no sustentables al enfrentar un electorado que no entiende, o es indiferente, a su restricción presupuestaria intertemporal. Así la utilidad de un set adecuado de reglas permanentes de política fiscal es despolitizar la conducción de ella. En Chile la implementación de la regla fiscal señalada ha sido, sin duda, un éxito y una muy importante contribución a la estabilidad económica actual y futura. En estos tiempos de particular afluencia transitoria de recursos ha crecido, sin embargo, exponencialmente la presión para reducir ese superávit a cero, con lo cual, evidentemente, se "liberarían" importantes sumas de dinero para gasto fiscal. El fisco, se sostiene, no tendría ninguna necesidad de ser acreedor neto, posición que estaría logrando este año. Si bien esto último es válido, ¿es completamente claro que está bien calculada la restricción presupuestaria intertemporal del gobierno? Un espacio de duda deriva de los pasivos que acumula la previsión, ámbito en el cual existirá posiblemente una reforma en el mediano plazo que quizás tienda a aumentarlos. Otra sombra tiene que ver con los parámetros que definen los ingresos de largo plazo. Basta observar las enormes correcciones que tienen los cálculos de producto potencial y precio del cobre para tener una duda razonable respecto a la validez del escenario de largo plazo que hoy parece de consenso. En breve, en este caso es válido un criterio conservador: mantener el superávit estructural de 1% del PIB en un horizonte de mediano plazo (por ejemplo, los próximos cinco años), para luego reevaluar su nivel y la forma de usar los recursos que potencialmente se liberarían. Posiblemente la forma más productiva sea, en todo caso, la reducción de impuestos.
Publicado en el Diario Estrategia